jueves, 24 de julio de 2014

Uns

   ¿Por qué casarse? Mucha gente aquí en Europa se lo pregunta, o en los últimos días, algunos me lo preguntan a mí. Alguien me ha dicho categóricamente las palabras "casarse no sirve para nada". Y tengo la sensación de que desvelo una parte de mí que poca gente conoce, aunque algunos se imaginarán, cuando digo que no podría estar más en desacuerdo.

   ¿Acaso cambia la vida de una pareja cuando se casa? En estos confines perdidos del tiempo no, realmente, habida cuenta de que la mayoría de las parejas viven juntas un tiempo antes de pasar por la vicaría. Algunos hasta tienen hijos antes de decirse el sí, quiero. Ya se conocen las costumbres, las manías y cómo huelen sus respectivas pezuñas. Llegan a saber qué le gusta comer al otro, qué le gusta botanear, qué le gusta ver en televisión y si prefiere las videoconsolas a los ordenadores. Y entonces es cuando deciden ir a la Iglesia o al juzgado a sellar su relación. Así que no, realmente, en lo que se refiere al día a día, es probable que el matrimonio no suponga ninguna diferencia. ¿Entonces en qué cambia?

   Pues yo creo, y espero, que lo que cambia sea la actitud. Me explico.

   Visto desde fuera, siempre tuve cierta envidia de las parejas casadas. O, cuanto menos, me parecía un concepto bien bonito. Una pareja pasa tiempo junta, y llega un momento en el que pueden decir "Sí, estoy seguro de que quiero pasar contigo todos los días del resto de mi vida". Y están tan seguros de esto que se lo quieren prometer, de la manera más sagrada, con todos sus seres más queridos como testigos. El matrimonio puede ser más o menos especial, dependiendo de cada quién, ¿pero realmente se puede negar lo bonito que es el concepto de una boda? ¿De una ceremonia en la que una pareja se promete amor para toda la vida?

   ¿Tengo un lado decididamente femenino, o es que la mayoría de los hombres piensan igual que yo, pero no lo reconocen por el dichoso qué dirán?

   A mí me ha llegado de forma rápida, e inesperada, podría decirse. Pero no menos intensa. No menos hermosa. He conocido a la mejor mujer de la Tierra. Y lo digo sin titubear. He conocido a la más bonita, a la más dulce, a la más graciosa, a la más generosa, a aquella que tiene una palabra amable, un aliento, un recuerdo, un buen deseo para todo el mundo. Aquella que se ha hecho un hueco en la habitación más grande de mi corazón, y me arropaba en mis sueños incluso antes de haberla conocido. Aquella que sonríe junto a las estrellas y canta con el viento que el amor verdadero, verdaderamente existe.

   Así que, cuando llegado el momento de que, dadas nuestras limitaciones geográficas, tuvimos que decidir qué hacer con nuestra vida juntos, ¿me costó mucho decidir casarme con ella?


   ¿Por qué iba mi decisión ser otra? Sé desde este mismo momento que quiero estar siempre con ella, que no quiero que nada en el mundo nos separe. Sé que quiero sentir sus abrazos cada día de mi vida. Que quiero oír su voz cada segundo, que quiero sentir su tacto al tumbarnos. Sé que incluso todas mis discusiones y mis equivocaciones sean con ella (sí, chica, lo siento, pero sigue leyendo). Lo quiero así porque también quiero que sea ella de quien necesite un perdón. Y prometo que serán pocas veces.

   Quiero comer junto a ella, conocer el mundo con ella, madurar con ella, hacerme viejo con ella. Avanzar con ella. Viajar con ella. Porque, al final, la vida no es más que un viaje a alguna parte que desconocemos, y aunque no sea imprescindible tener un compañero de viaje, es mucho más llevadero. Y yo, tras conocerla en profundidad, tengo muy claro que quiero que ella sea mi compañera de viaje.

   Quiero ser su guía y su apoyo, y ella el mío. Sueño con un futuro en el que ella llegue a casa después de un día difícil en el trabajo, y pueda ser yo quien la esté esperando con un plato caliente y una botella de vino para que se anime. ¿Es egoísta que cuando ella necesite un abrazo quiera ser yo el que esté más cerca para dárselo?

   Las parejas se casan, crecen juntas, envejecen juntas. Ven el mundo juntas, lo aprenden todo juntas. Y es todo mucho mejor, porque ¿de qué sirve tener el mundo entero en tus manos si no lo puedes compartir con nadie? Prefiero un jardincito compartido con ella antes que ser el Rey de Asturias en solitario.

   Ese es mi futuro. Ese es mi sueño que se hace realidad. Y tengo otro estúpido sueño: pensar que ella siente de la misma manera.

   Por hasta los frikis se casan. Por eso Han encuentra a Leia, Quijote encuentra a Dulcinea, y Frodo encuentra a Sam (no lo negemos, sí).

   Por eso este friki se casa. Porque cuando conoces al amor de tu vida, es estúpido dejarlo marchar.

   Porque te amo, Princesa.
« - Dijiste que te unirías a mí, renunciando a la vida inmortal propia de tu gente.
   -Y lo sigo diciendo. Antes compartiría una sola vida contigo que enfrentarme a todas las edades de este mundo sola. »
- "El Señor de los Anillos" (film)

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