viernes, 28 de febrero de 2014

Invitados

   Ya sé que esta semana no he escrito demasiado. Se junta que ha sido una semana atareadilla con que, verdaderamente, tampoco tengo nada novedoso que contar. Sinceramente. Y seguir hablando de mi trabajo empieza a aburrirme incluso a mí. Realmente, lo único destacable es que se comenta que mucha gente se ha marchado en los últimos meses. Que hemos entregado versión. Que por un momento ha habido miedo de que algunas personas tuvieran que trabajar el sábado, pero al final no hizo falta. Y por lo demás, todo continúa más o menos igual.

   Las cosas destacables de esta semana son que ayer estuvimos en casa de Javivi viendo un partido espectacular de fútbol. Apoteósico. Épico. Ajax-Salzburgo, de la copa de la UEFA. Salzburgo partía con una ventaja de 3-0, y creo que al final acabaron ganando la eliminatoria 6-1. Se comenta que se multiplicó el número de guardias en Salzburgo porque tenían miedo de los aficionados del Ájax. Y que, de hecho, liaron algún altercado, pero fue antes del partido. No quiero imaginar lo que debieron hacer después. Claro estuvo tan disputado, que... los errores de los árbitros y eso... Jejeje, pobrecitos Ájax. ¿Os acordáis de los años noventa cuando era un equipo potente? La verdad es que yo ni siquiera conocía el equipo de fútbol del Salzburgo. Bueno, honestamente, antes de venir aquí ni siquiera sabía colocar Salzburgo en un mapa. Gracias, Ministerio de Educación.

   La otra cosa importante ocurrirá mañana: tengo invitados. Sí, porque la gente importante como los embajadores, Isabel Preysler y un servidor, no tenemos amigos: tenemos invitados (chicos, sabéis que es broma :-p). Vamos a celebrar la inauguración del piso con alcohol (de momento he comprado poco, mañana caerá más), pizza, rock and roll, drogas, strippers, enanos danzarines, fuegos artificiales de dudosa legalidad, y algunas patatas fritas. Y que conste que esto lo digo sólo para tranquilizar a la familia de cierta personita maravillosa que viene a visitarme dentro de una semana.

   No, hablando en serio, sólo habrá drogas y strippers.

   No, hablando en serio en serio, habrá fundamentalmente pizza, cervezas, patatas y puede que rock and roll. Habría algo de televisión, pero la verdad es que los dos mandos a distancia (el del televisor y el del sintonizador digital) están mal instalado, y me da bastante pereza buscar las instrucciones. Habiendo Internet...

   Alguien me ha dicho hoy que he perdido puntos de frikismo porque nunca he visto la serie de Avatar (el anime), pero luego he vuelto a ganarlos porque he hablado bien de una película en 3D anterior a Avatar (la de James Cameron, la película a la que me refería era Beowulf; curioso que el holandés fuera el único que no la conociera, geográficamente es a quien le pilla más cerca ese relato).

   Hablando de relatos, me corre por la cabeza una idea para hacer no una novela; por mucho que me empeñe, me resulta muy difícil estructurar un relato tan grande como una novela con el tiempo y la energía que me queda después de trabajar. Más que por poco tiempo, porque es muy variable, a veces tengo más, a veces menos... No, la idea que me está rondando por la cabeza es un universo para escribir relatos cortos de aventurillas y fantasía. De hecho, las ideas que estoy teniendo serían más propias del mundo de los cómics, pero yo para dibujar... Vamos, que yo hago las peras cuadradas, así que eso ni me lo planteo.

   Ya veré si termina en algo. Llegado el caso informaré puntualmente en la presente gaceta.

   Días que faltan para contemplar en persona la sonrisa más preciosa jamás creada por la naturaleza: 8 (cielo, me parece que contábamos un día de menos...).

« - ¿Por qué, señor Anderson, por qué, por qué persiste?
- Porque es lo que he elegido. »

- "Matrix Revolutions".
Recomiendo el mónólogo entero de Hugo Weaving aquí: qué pedazo de actor ha sido siempre.

martes, 25 de febrero de 2014

Me crece la cabeza

   No es que pretenda sonar llorica, siempre hablando de mi trabajo. No es eso. En realidad, lo que ocurre es que ocupa más de la mitad del tiempo de cualquier persona (quien dijo que utilizamos una tercera parte de nuestro tiempo en trabajar debía de ser rey o algo). ¡Y creo que no debo quedarme callado! ¡Tengo una obligación moral en explicar en qué consiste trabajar como desarrollador de software! Porque no todo es glamour y alfombras rojas, y fotógrafos y fiestas todo el día, no. Hay un trabajo muy duro detrás del software que no se ve.

   Iba a decir que no todo es estar viendo videos en youtube todo el día, pero realmente algo de eso hay...

   Bueno, a lo que iba, el programa que falla en el programa del cliente, aún no se ha probado. Deme una oportunidad, mi estimado lector, y trataré de explicar la situación: existe un tester Walter (que es quien va a probar la herramienta al final), y un tester Jessie (que es el que me hace caso cuando le hablo, porque Walter realmente parece encender mentalmente un iPod cada vez que le hablo). La semana pasada, como se recordará, descubrí que estaban probando la aplicación en un ordenador del cliente que no estaba bien instalado. Jessie quedó en que localizaría un ordenador con una instalación correcta (uno en el que nuestro sistema esté funcionando, vaya) y probaría el viernes por la tarde. En vez de eso, me envió un correo electrónico diciendo que probaríamos juntos hoy por la mañana.

   Bien, esta mañana me dirijo al puesto de Jessie a probar. Porque eso sí, hay que ir. Intento ser educado y llamar primero para asegurarme de que no les interrumpo el café o algo, pero es que verdaderamente no lo cogen nunca. Y esta mañana, yo aún pensaba que necesitábamos que la aplicación funcionase mañana por la mañana. Jessie me dice que necesita pedir permiso para subir mi aplicación a la nueva máquina (¿por qué no lo hizo en los últimos dos días?), que tardará un rato y que ya me avisa. No dudo de él, ya ha pasado eso más veces con él, y sé que normalmente tarda un rato corto en, efectivamente, llamarme.

   Poco después, tenemos la reunión de pie. En esta reunión explico la situación, y aparece en escena el jefe de mi equipo, el Señor H., que me dice que él ha hablado con Walter y que Walter probaría por la tarde. No Jessie. Así que al pobre Jessie le he hecho perder el tiempo con mucha amabilidad.

   Y, por supuesto, al finalizar la jornada de trabajo, no he tenido ninguna noticia de Walter, algo con lo que contaba.

   Como ya ocurriera ayer, no pretendo echar nada en cara a los compañeros. Sé que tienen mil cosas pendientes, en especial Walter, que por lo que me cuentan, debe de estar probando él solo casi todo lo que se entrega mañana. Además, a mitad de día ha quedado claro que mi aplicación no va a ir incluída en el paquete que entregamos mañana, de manera que, yo diría, ya no es tan urgente.

   Nadie puede hacer otra cosa, está todo el mundo hasta arriba de trabajo. Las cosas son así. El trabajo es así. ¡No avanzo!

   Pero bueno, una vez he sabido que no va a ir para mañana, me lo he tomado con filosofía. He seguido haciendo otras tareas de menos prisa (rehaciendo lo que borré accidentalmente). Y mira, si no quieren probar, si no les corre prisa, menos prisa me corre a mí. No me voy a preocupar si no lo hacen ellos.

   Después del trabajo he ido a varios recados: el primero, me he acercado a correos para preguntar por unas cartas que envié a la Princesa hace dos semanas (concretamente el día 11). Son unas cartas de invitación para cuando venga por si acaso se las piden en la aduana, y se las he enviado también por correo electrónico, pero teníamos un interés en que tuviera las originales firmadas a bolígrafo por si acaso. En la oficina de correos tengo la sensación de que me han dado largas. Me han dicho que no pueden ver nada, solamente que está en camino (pero no sé siquiera si la carta ha salido de Europa), pero que de todas formas es pronto (!). Que vuelva dentro de una semana a ver. Como dice la Princesa: cuando venga a llevarme la muerte, que me lleve con ese servicio postal, por favor.

   Luego me he acercado a comprar varias cosas, la más importante, una maquinilla eléctrica nueva. Sólo tenían una en el Spar, y no era barata, pero es Phillips y confío en que será buena.

   Después he ido a cortarme el pelo. Sí, por fin me he quitado las greñas estilo Krusty el Payaso que me salen por los lados de la cabeza. Y el flequillo-tras-calva ridículo que me hace parecer un Gollum joven. La verdad es que las muchachas hablaban poco inglés, y yo mucho menos alemán (aunque he sido capaz de decir "Es mucho, ¿verdad?"). Pero me lo han sabido cortar bien. Me lo han dejado perfecto, yo creo.

   En la peluquería a la que iba en España a veces me atendía un hombre sudamericano, y a veces una mujer española. El hombre era muy buen peluquero, también me tenía bien cogida la medida. Pero ella, cada vez que me cogía, me cortaba el pelo poco y me lo peinaba para arriba. Y yo tenía que regresar a casa corriendo con un peinado como la madre de los Simpson para mojarme la cabeza y volver a peinarme un poco decentemente.

   Aquí no. Aquí se han portado. Se han ganado sus euros. Estoy contento con mi look.

   Finalmente he comprado un bote de colonia, que ya era maldita hora, y ya he regresado a casa con eso. Según he llegado a casa me he afeitado, que estaba pendiente después de la extraña experiencia del sábado pasado. Y este es más o menos el aspecto que tengo ahora:

...y si falla es culpa del SDP. Quien quiera entender que entienda.
   Días para que la Princesa esté acá: 11. Ya hemos superado el umbral de la alineación de fútbol.

« Lalalalá,
lalalala lalalala la,
lalalala lala, lalalala la la,
she's got the look. »

- Roxette.
Me parecía importante poner la letra entera: tiene mucho mensaje.

lunes, 24 de febrero de 2014

Todo vuelve

   El viernes pasado necesitaba que hicieran una prueba para este programa que únicamente falla en el ordenador del cliente. Aparentemente sólo un chico del departamento de pruebas puede hacerlo, no sé muy bien por qué. Y aparentemente ese chico, la semana pasada, trabajaba turno de tarde, por lo que sólo pude coincidir con él durante media hora. Me dijo que probaría y que me mandaría un e-mail con el resultado. Yo contaba con ver ese e-mail por la mañana. Y que no se me malinterprete, no lo digo por echar nada en cara al pobre muchacho, seguro que estaba liado con mil cosas. Pero la cosa es que esta mañana lo que tenía era un e-mail diciendo que lo probaríamos juntos mañana. Me parecería correcto de no ser porque tenemos que entregar la versión pasado mañana. Si todo va bien, qué padre. Pero si sigue fallando, pensé, nos van a coger con los pantalones bajados.

   Así que le he pedido la prueba a otro compañero suyo. Que me ha dicho algo de que tenía que pedir la vez para poder usar la máquina del cliente, y que ya vería si podía probar hoy, si no mañana. No estoy seguro, pero yo creo que él sabía perfectamente que mañana ya lo probaría con su compañero. En fin, que no he podido probarlo, y ahora estoy cruzando los dedos esperando que mañana consigamos reparar el problema de una lkdjalkfjaldskjfalkdhfs vez.

"¡Yo soy Espaustriaco!" - Aiditaprincesa Dixit
   Me he pasado más de media jornada rehaciendo una cosa que creía que ya había hecho. Pero en alguna limpia me la he debido de llevar por delante sin querer. Con Áigor he sido honesto, y se lo he dicho, que tenía que volver a hacerlo (afortunadamente ya no necesito saber cómo ya lo vi en su momento, y voy mucho más deprisa). Pero la verdad, preferiría que no lo sepa mucha más gente. Sí, voy a hacer la táctica del avestruz.

   A mitad del día han venido a reclamarme un error. Y es que lo que dije el jueves que había conseguido solucionar, en realidad estropeó otra cosa, bastante más importante. Ole. Bravo. Bien por mí. Y es que esto es una cosa muy habitual de este negocio: por mucho tiempo que haga que hayas desarrollado algo, no puedes sentirte seguro; Patxi, por ejemplo, hace poco ha tenido que solucionar una prueba fallida de una funcionalidad que programó hace siete meses. 

   Esto me obliga a abrir una pregunta, y por favor, espero que nadie se sienta ofendido, si lo pregunto es porque honestamente no lo sé. Pero en la experiencia que yo tengo, la cosa es tal que: se piden una serie de modificaciones (numerosas) para la nueva versión de un sistema; un par de "desarrolladores másters del universo" se encargan de coordinar y planificar las fechas y plazos de cada cambio, y quién hará cada uno; nosotros los vamos haciendo y entregando, muchas veces deprisa, mal y sin apenas probar porque no tenemos tiempo, porque según la planificación tendríamos que estar haciendo ya otra cosa. Pero esa es la cuestión: entregamos mal, porque damos prioridad a entregar las cosas a tiempo, en la fecha que habíamos planificado. Y, sin embargo, lo que solemos ver, es que de los departamentos de prueba empieza a llegar dos incidencias a la semana... tres a la semana... Hasta que faltan dos semanas para entregar la versión definitiva del sistema, y de pronto aparecen 50 incidencias de golpe.

   En serio, no es mi intención atacar a nadie, pero desde nuestro lado cabe preguntarse cómo se hacen las planificaciones de un equipo de pruebas. Espero que alguien me pueda ayudar a aclararlo. Y estoy seguro que desde el punto de vista de estos testers la imagen será muy diferente a la mía e igualmente válida (o más).

   Después de debatir con Áigor y con otro compañero-jefecillo la mejor solución, he aplicado una, pero la entregaré mañana a primera hora de la mañana, porque para entonces ya tenía que marchar al curso.

   Otra cosa curiosa del día de hoy es que como, por fin, ha vuelto todo el mundo de vacaciones, la reunión de pie diaria parecía una multitud.

   Javier y Adriana continúan estupendamente y ayudando mucho. Estamos cruzando los dedos para que Adri consiga encontrar trabajo. Es muy injusto que con sus dos másters no la llamen de ningún sitio. Porque no tiene experiencia con la economía austriaca, dicen. Como si en todos los trabajos no hubiera un período de aprendizaje.

   El curso ha estado muy bien. La profesora, que al principio me caía gorda por su evidente adicción al trabajo, cada día se me hace más simpática. De hecho me recuerda un poco a cierta guía que conocí con unos amigos en Irlanda, en una fábrica de whisky. La guía en cuestión no explicaba el proceso de fermentación del whisky; prácticamente lo cantaba. Ella era feliz como un teletubbi, daba saltos y todo. Sospechamos que en cada visita se bebía un par de chupitos. Pero la cuestión es que aquella mujer era una persona feliz de su trabajo. Desde que la conocimos siempre decimos que hay que ser como Colette, para referirnos a que hay que ver el mundo con una GRAN alegría.

   Y mi profesora de alemán es un poco así. Está feliz de la vida. Parece que ha dormido con una percha en la boca. Todo le hace gracia. Verme dormir en el descanso le hace gracia. Supongo que es porque se me ve la coronilla.

   A la vuelta la compañera macedonia (Rodna) me ha dicho que hoy ha traido coche, y como Sankt Johann le pilla de camino se ha ofrecido a llevarme. Según nos hemos subido en el coche me ha advertido: 'No sé conducir demasiado bien, estoy aprendiendo'. Yo me he movido algo incómodo. 'Pero tienes licencia, ¿verdad?'. 'Sí sí, pero de Macedonia'. Bueno, a mí me da igual dónde se haya sacado la licencia mientras alguien le haya enseñado a conducir. Aparte que el ofrecimiento ha sido bien generoso y simpático, no lo iba a despreciar ni faltar de agradecer (¿esto está bien dicho?).

Por si alguien no se acordaba del
mayordomo ciego de Robin Hood (1991)
   Madre mía. El mayordomo ciego de Robin Hood tiene más idea de cambiar de marcha que esta muchacha. De hecho las rotondas las ha cogido en quinta. ¿Porque iba muy deprisa? No no, si frenar frenaba, pero no bajaba la marcha. En todas he estado seguro de que se iba a quedar el coche en el sitio. Y mejor no hablar del frenazo que ha dado al llegar al McDonald's.

   En fin, ella lo ha hecho con la mejor intención, y se lo agradezco. Y sigo vivo.

   No sé si seguir contando lo de las uñas. Lo cierto es que hoy me las he vuelto a morder. No con saña y a lo bestia como otras veces que las he tenido muy largas (es un decir) y me moría de ganas. Me las he mordido un poco. Ha empezado juntándose la necesidad de evitar los uñeros con el aburrimiento de escuchar una hora y media (en serio, ¡una hora y media!) de explicación de Áigor. Y el fallo ha sido que me he sometido a eso sin un llavero con el que jugar. El caso es que, aunque no me las he mordido mucho y no están "rotas" como otras veces, lo cierto es que me las he mordido. Así que sí. Cero. Lo siento.

   Días para que el sol se instale en Austria en la forma de una maravillosa princesa mulata y la gente de aquí nunca lo olvide: 12.

« - ¿Dónde aprendiste a conducir?
- ¡Con Steve Wonder! »

- "Tango & Cash".
Sí, he visto esa película, y lo más grave es que la he visto más de una vez.

domingo, 23 de febrero de 2014

Tiempo variable

   Ayer estuvo buena parte del día cayendo agua-nieve. Hacía un frío del carajo, y la humedad hacía caminar bastante insoportable. Era un día perfecto para quedarse en casa y no intentar hacer nada en absoluto.

St. Johann. Puro Spielburgo.
   Yo hice algo. Finalmente saqué todo lo que había en la caja. Puse una lavadora, incluyendo sábanas y toallas, aprovechando que por fin tenía repuestos. Sin embargo, cuando quise utilizar mis ropas de cama, descubrí que no servían: la cama que utilizo aquí realmente son dos colchones individuales puestos juntos, y no específicamente una cama de tamaño doble. De manera que mi ropa era demasiado pequeña para estos dos colchones juntos, y al mismo tiempo demasiado grande para utilizarla en uno de los dos colchones individuales. Al final lo único que estoy aprovechando de lo mío son las fundas y rellenos nórdicos, que sí cubren más que los que había aquí en la casa. La fundas de almohada no me valen (porque las almohadas son mucho más grandes que las que usaba en España), y las sábanas bajeras tampoco por lo ya explicado. Supongo que tendré que acercarme al Kika (una especie de Ikea) a comprar lo que falta. Además de estanterías para cuando quiera traer libros, y eso.

   Ha sido un verdadero placer cambiarme por fin de pijama. Que no se me entienda mal, no es que en mes y medio no me haya lavado el pijama. Lo lavaba a primera hora de la mañana, y gracias a la magia de la calefacción volcánica, por la noche ya estaba seca. Pero aún así, ya tenía ganas de ponerme otra cosa.

Los riesgos de la maquinilla de afeitar.
   A primera hora de la mañana hubo un percance con la maquinilla de afeitar. El cable acabó por pelarse, haciendo un mal contacto. Moviéndolo, retorciéndolo, a ratos funcionaba y a ratos pegaba chispazos. Tuve que terminar con mucho cuidado, porque tenía media cara afeitada. No iba a salir a comprar una maquinilla con media barba. No sé si será posible conseguir otro cable, así suelto. Yo no contaría con ello. Me va a resultar más sencillo y más barato comprar otra maquinilla, seguro.

   A mediodía comí con mi familia. Algo así. Fue a través de videollamada, celebrábamos el cumpleaños de mi padre. Estuvo bonito, fue un detalle bonito. A ver si vienen ya para acá y puedo darle su regalo. La verdad es que tengo pendientes varios regalos de cumpleaños para cuando vuelva a ver a la gente. Tengo contados tres, incluyendo este. Y la verdad es que las cosas que se pueden comprar online por Amazon o en la tienda de la Fnac son bastante limitadas. No se piensen que es que se me ha olvidado. ;-)

"Es por ti que veo ríos donde sólo hay asfalto"
   Hoy, al contrario que ayer, ha amanecido un día delicioso. Me siento un poco culpable por haberme despertado tan tarde, je, je. Pero bueno, he recogido toda la casa, he limpiado bien, he comido (lo que me sobró de la comida de ayer) y me he ido a dar un paseo por el lado sur del río; sólo conocía el norte. La verdad es que la parte norte del río es bastante más bonita. Pero en cualquier caso, es un paseo bien agradable. A ver si el buen tiempo se instala definitivamente y se puede hacer más a menudo.

   Días sin hacerme polvo las uñas con los dientes: 11 (vale, un poquito han caído, también porque los bordes están un poco deformes, pero me he arreglado más que destrozado como solía hacer; o eso quiero maléficamente pensar para sentirme mejor).

   Días para cantarle serenatas a la princesita más linda que hay: 12+1.

   Por cierto, que hemos descubierto que la corriente eléctrica de México tiene la mitad de voltaje que la europea. Aparte del adaptador de enchufe, no sabemos si tendrá que comprar un transformador de corriente para que sus aparatos no se quemen.

« - Yo me llamo Nick.
- ¿Nick? ¿Y qué significa?
- "Cortes". Se le ocurrió a mi padre mientras se afeitaba. »

- "Top Secret!"

viernes, 21 de febrero de 2014

Las gallinas y los cerdos

   La cosa se pone tensa en la oficina. Si he entendido bien lo que ha pasado, ayer nuestro jefe se reunió con unos compañeros para preguntarle por qué en las reuniones de pie parece que se toma las cosas demasiado a pecho. El compañero le ha contestado que él (nuestro jefe), como gestor que es, no debería implicarse tanto como lo hace en los procedimientos de desarrollo. De hecho, en la teoría, el nuestro es un equipo auto-gestionado (de eso me he enterado hoy), y es el Sr. H. el que tiene que controlar que sigamos los procedimientos y demás. Lo hemos hablado un poco entre nosotros. El compañero que tuvo la reunión ha comparado el papel que debería desempeñar nuestro jefe en las reuniones con una extraña historia de cerdos y gallinas, y quién produce activamente comida y quién únicamente hace una aportación... Un cuento para dormir, vaya. Finalmente, quien sustituye al Sr. H. mientras está de vacaciones ha pedido al jefe que no siga participando (al menos no tan activamente) en las reuniones de pie.

Resumen de la historia de los cerdos y las gallinas.
   No parece que el jefe se haya tomado mal la crítica en absoluto. La verdad es que es un procedimiento raro, este: que entre los compañeros hablemos y decidamos que es mejor indicarle al jefe, con educación, que no se salga de su trabajo... No puedo imaginarme que tal cosa ocurriera allá de donde vengo.

   Mientras tanto, Áigor finalmente ha vuelto de vacaciones. Aunque no le he visto, porque todos los jueves y viernes trabaja desde Salzburgo, pero he hablado con él por teléfono un par de veces. No he tenido ocasión de comprobar todos los berenjenales que le tenían preparado.

   De uno de los dos errores que me venían persiguiendo desde la semana pasada, justamente ayer encontré el origen de uno de ellos (ya conozco las clases de objetos geométricos en Oracle, qué... bien...), ya lo solucionamos, y de momento no se han quejado de la solución que he entregado. El otro, el del programa que únicamente falla en el ordenador del cliente, sigue dando guerra. Me he pasado casi todo el día de hoy intentando conectar yo directamente con el ordenador del cliente para ver qué pinche de sistema tenían instalado. He hecho bien: la instalación de Oracle en ese ordenador es un auténtico desastre, y el chico de pruebas me ha prometido testear mi programa en otro servidor diferente. Supongo que me habrá escrito ya (él trabajaba de tarde) y el lunes veré el resultado.

   Lo de pinche no lo he escrito a propósito ni he hecho un esfuerzo para ello. Es casi lo que me ha salido más natural. Se va afianzando el proceso mediante el cual la princesa y yo nos estamos pegando palabras el uno al otro: si ella dice currar yo digo mensada; si ella dice joder yo digo no mames; si ella dice tío yo digo güei... Y la verdad es que debería preguntarle por lo de valedor... jejeje. Vistas así las cosas, está visto que estoy aprendiendo dos idiomas al mismo tiempo. Y la verdad es que los mexicanos tienen más derecho a reclamar un idioma propio que los catalanes, casi.

   No podemos dejar de ser conscientes de que, el viernes que viene no, el siguiente, estará en un avión camino de Austria. Me pregunto si con más nervios o con más ilusión. Igualmente yo no sé si dormiré demasiado pensando en que al día siguiente iré a recogerla al aeropuerto de Viena. Y pasaremos una semana maravillosa.

   Espero que el tiempo termine el proceso de mejora. Ayer estuvo lloviendo casi todo el día y se llevó la poca nieve que quedaba. Y la temperatura a mediodía es incluso agradable. Si sólo se mantuviese igual durante todo el día...

   Días sin quitarme cachos de uña con los dientes: 9. Hago la aclaración porque en realidad sí que, inconscientemente, he usado los dientes para desclavar principios de uñeros, pero he podido contenerme para que llegue a nada más. Ahora mismo es un poco doloroso, pero trato de concentrarme de que sólo lo será hasta que las uñas hayan salido del todo. Necesito aguantar.

   Días para tener una princesita con un corazón de oro y una sonrisa de plata entre mis brazos: 15. ¡15!

« Imagínate, venir al Himalaya y tener que ponerte a escalar... »

- "Límite Vertical"

miércoles, 19 de febrero de 2014

El niño loco alemán tenía argumentos

   Hoy ha sido un día extremadamente lluvioso, aunque no demasiado frío. Sospecho que la poca nieve que pudiera quedar ya se ha ido. Y, no he mirado la predicción, pero me comentan que mañana será más o menos igual.

   Hace pocos minutos me han preguntado si se me había quitado la depresión de ayer. En parte sí, la verdad es que me siento mejor. Pero no es porque hoy haya tenido la sensación de que hacía un mejor trabajo, o de que esto no estaba tan mal organizado.

Este chico estaba grilladísimo antes de empezar la carrera...
   Empezando por la autocrítica, me he pasado el día entero desarrollando una solución para un error que vi ayer. Al final del día, y no antes del final del día, he visto que mi suposición era errónea, el error no era por el motivo que yo creía que era, y todo lo que he desarrollado no vale absolutamente para nada. Mañana volveré a depurar como si lo cogiera de nuevas. Por otra parte, en el eterno (se está haciendo eterno) error de la semana pasada, tampoco hemos avanzado nada: el programa sigue fallando, y sigue fallando únicamente en el ordenador del cliente. Me van a conseguir otro de características similares donde intentaremos reproducirlo.

   De toda la gente que tienen algo de experiencia o autoridad en nuestro equipo, hoy algunos estaban de vacaciones. Y, los que no, estaban todos en una conferencia en Munich. En la reunión de pie diaria (no es broma, se llaman stand-up meetings) el jefe ha pedido al equipo de desarrollo (a mí no, que supuestamente soy de base de datos, aunque ya se me esté empezando a olvidar) que, tal vez, si hace falta, hagan horas extra: la semana que viene se entrega versión, no pueden quedar incidencias de prioridad 3 (en una escala en la que 1 es lo más prioritario y 9 lo que menos) para el próximo miércoles, y hasta Patxi ha tenido que preguntar si, siendo así, es normal que faltase la mitad del equipo.

   La verdad es que media planta parece seguir aguardando a Áigor como agua de mayo. Mañana cuando vuelva se le va a acumular el trabajo, al pobre. No me gustaría nada estar en su lugar. Pero claro, tampoco me gusta estar en el lugar del nuevo experto en datenverteiler.

Soy el Arquitecto. Yo diseñé datenverteiler. Ergo. En consecuencia.
   La buena nota del día ha sido en el curso de alemán. El examen del otro día salió casi perfecto (el único error de hecho fue por pensar que un sie - ella en realidad era un sie - ellos, que es la misma palabra, pero se conjuga el verbo de forma diferente; podría parecer que mi interpretación también es válida, pero no, porque la frase estaba relacionada con una anterior, y eso es lo que no vi). Estamos empezando a perder la vergüenza entre los compañeros. Hay un chico, con el que ayer coincidí en un bar de hecho, que parece que se emociona y empieza a gritar las respuestas incluso cuando no le preguntan a él. Es bastante divertido. Incluso el compañero que al principio no se enteraba de nada ya se va soltando también. La chica ultra pequeña del otro día es la que parece más timidilla, pero también es que tiene una voz tipo Najwa Nimri con la que la pobre se puede imponer poco.

   Eso sí: la idea de que cada día reorganizamos las mesas en forma de U, y al irnos las volvemos a colocar como estaban... Algunos días lo hacemos rápido y bien. Hoy a la hora de volver a colocar las mesas no éramos capaces de no tropezarnos unos con otros. Bien visto, esos momentos también son bastante divertidos.

   He comentado a algunos compañeros la idea de hacer lo que en clase de Javier: un descanso más corto y salir antes. Pero nadie ha estado de acuerdo. Todos cogen el tren (que pasa uno cada hora) o quedan con alguien para volver, así que haciendo eso tendrían que esperar, después de la clase, en el frío. Bueno, tampoco regreso tan tarde. Más me preocupa que el trenecito para dos estaciones asquerosas me cuesta 2,30€. Y nos quejamos del metro de Madrid.

La Torre de Papel (perdón) de Babel. ¡Toma cursos de idiomas!
   Al llegar a casa me he encontrado otra sorpresa: una bonita caja procedente de España con cosas mías. Yupi. Me ha llegado ropa, me han llegado películas, me han llegado toallas, me ha llegado una plancha, me han llegado sábanas (esto sí empezaba a ser urgente, jeje) y me ha llegado mi querido disco duro externo.

   Días sin hacer ataque preventivo a los uñeros: 7. Hay uno que me está llamando a gritos, pero en cuanto deje de escribir ya cogeré un cable con el que jugar o algo.

   Días para que la preciosa princesa de Jalisco honre Viena con el roce de sus pies: 17 (como los garbanzos que hay en un cocido de 17 de garbanzos).

   Estoy pensando que tengo un reto nuevo con las uñas: debo aguantar sin morderlas POR LO MENOS hasta que las dos cifras se crucen. Preferiblemente más, claro.

« Cuando veas una estrella fugaz, guárdala en tu corazón;
es el alma de alguien que consiguió dar a los suyos su amor.
Cuando oigas a un niño preguntar por qué el sol viene y se va
dile porque en esta vida no hay luz sin oscuridad. »

- "La danza del fuego", Mägo de Oz.


martes, 18 de febrero de 2014

Experto en cocina marítima

   Este proyecto cada vez se pone más interesante. Lo que más se oye esta semana es Datos distribuidos. Datos distribuidos por aquí, datos distribuidos por allá. La palabra alemana es Datenverteiler. Resulta que el proceso de distribución de datos (que es una manera megaguay de llamar a la "sincronización entre distintas bases de datos") es Áigor, el jefe Áigor, el genio Áigor, que esta semana está de vacaciones. Pobre hombre, claro que tiene derecho a tomarse vacaciones. Pero no dejo de pensar que cierta persona lleva tres meses preguntándole por este tema y, si le hubiera explicado algo, ahora no estaría el proyecto cojeando por su ausencia.

   Por dos días consecutivos ha venido mi jefe a decir que en ausencia de Áigor, el experto en distribución de datos soy yo. ¿Lo podéis creer? ¡Soy experto y no llevo ni mes y medio aquí! Esto demuestra la capacidad que tienen los jefes de proyectos software... de agarrarse a un clavo ardiendo. Yo he tirado de mi chulería castiza y he dicho que puedo hacerlo. Total, este hombre lo pintaba de manera que si no podía hacerlo yo, no podía hacerlo nadie. Seamos valientes. Cosas más raras se han visto.

   De hecho, a mitad de día he encontrado el origen del error que me envió ayer, que estaba bastante escondido. Lo que todavía no tengo tan clara es la solución. Es posible que para eso, como tantas otras personas, necesite que regrese Áigor.

   La dependencia de este hombre, a lo tonto modorro, es impresionante. He preguntado a otro compañero tres o cuatro cosas, y para todas me ha dicho que vamos a tener que esperar a que vuelva Áigor. Es un hacha. Un coloso. Un dios. Un ser superior al que todos miramos. Como ahora regrese y él tampoco sepa cómo solucionar los errores nos vamos a pegar un buen castañazo.

   El programa que lleva cayéndose desde la semana pasada... sigue cayéndose. Y sigue haciéndolo únicamente en el entorno del cliente. Por lo que ha dicho uno de los jefecillos de mi departamento, mañana nos la vamos a quitar de encima. Si no tienen Windows bien instalado (le faltan librerías) poco podemos hacer.

   Después del trabajo (que sí, hay vida después del trabajo), hemos ido por la noche a tomarnos algo y ver el partido de la Champions League en un bar. Venía un compañero griego de visita, al que yo sólo conocía de cuando hice el día de prueba. Ahora vive en Viena. La verdad es que se le ve bien, pero más optimista que a gusto con su situación allí. Tiene muy asimiliado que así tiene que ser cuando empiezas. Y Sankt Johann se le quedaba pequeño. Es comprensible también.

   Así que el partido fue aburridísimo, y para colmo de males ganó el Barça (¿en serio alguien ha visto ese penalti, en serio?). Pero reencontrarnos con el griego ha estado bien. Por algún motivo los demás lo consideran un George Clooney, y va aconsejando a los solteros sobre las mujeres. A él parece que le va bien.

   ¿He dicho George Clooney? No... no es que a mí me guste George Clooney... :-)

   Días sin chuparme el dedo: 6. He descubierto que, aunque los "expertos" digan lo contrario, no son los dientes lo que tengo que tener ocupados, sino las manos: me paso el día jugando con un llavero y aguanto mejor.

   Días para que el sol más brillante del verano occidental ilumine la gris Österreich: 18 (como la edad de Cristo cuando tenía 18).

« Creo que esta tarea te ha sido asignada, Frodo. Y si tú no encuentras un camino, nadie lo hará. »
- "El Señor de los Anillos", J. R. R. Tolkien.

   PD: Cierto, llevo dos días sin hacer fotos. El sitio empieza a ser el mismo diariamente. A ver si empieza a ponerse verde ya prontito...

lunes, 17 de febrero de 2014

De replantearse y eso

   Ha regresado la nieve. Se ve que ya la echábamos de menos. Y no es que haya venido con muchísima fuerza, pero ha sido suficiente para cubrir el paisaje de un precioso manto blanco. Es una pena que eso ha sido durante la noche, porque a lo largo del día ha estado lloviznando, y parece que se ha llevado la mayor parte.

   El trabajo ha sido bastante lamentable hoy. He llegado a un punto en el que para poder seguir desarrollando lo que tenía que desarrollar, necesitaba consultar cómo está hecha una herramienta que sólo conoce Áigor (de vacaciones). Nadie más lo conoce, y no hay nada de documentación. En serio, que en este proyecto no echo de menos la documentación. Hay documentos, hay docs. Lo que echo de menos es un departamento de documentación: alguien que se dedique a catalogar, indexar y hacer que esa información sea fácil de acceder. Ya no digamos de traducir, al fin y al cabo lo de no conocer el idioma es culpa mía.

   El viernes pasado nuestro jefe vino a tener unas palabras conmigo. Esta herramienta que no hay manera de que funcione la desarrollé en Windows 7, y la están intentando probar directamente en el cliente, que usa Windows Server. A mí me funciona: a ellos les hace crash antes siquiera de empezar. Llegué a pedirle al chico de pruebas que, en vez de probarlo en el ordenador del cliente, lo probasen en uno de los suyos. Me dijo que no podían porque ellos no tenían una base de datos. ¿Nadie tiene una base de datos en el departamento de pruebas? Al final escribió el jefe de pruebas a otro departamento (no sé si la traducción sería algo como Calidad del Software) para que lo probasen ellos. En copia de estos correos estaba mi jefe, y por eso vino a hablarme a mí. Me dijo que qué hacíamos, que lo lógico sería intentar probar en un equipo con Windows Server, igual que el que tiene el cliente, que tendría que conseguir yo un ordenador así. La verdad, la idea es tan lógica que ni se me había pasado por la cabeza: he pasado por tres empresas antes de esta, y en ninguna se me habría ocurrido decir "No puedo reproducir el error, traedme otro ordenador". Vamos, mis jefes me habrían mandado al garete.

   Bueno, todo esto viene a colación de que hoy finalmente mi jefe se ha enterado de que, conseguir un ordenador nuevo para probar una cosa, no es algo que normalmente se pueda hacer. Así que ha convencido a uno de los chicos de pruebas (que evidentemente alguno hay con una base de datos) para que mañana lo probemos. Esto es el cuento de nunca acabar.

   Un mes, he tardado un mes en volver a tener los pensamientos que tenía hace no tanto tiempo: que tal vez debería estudiar alguna otra cosa. Porque ya no se trata de que no me acabe de convencer el proyecto, o la empresa, o siquiera el país: muchas veces estoy hasta las narices de la propia informática. Para ser más correctos, digamos que algunas veces estoy hasta las narices de la ingeniería. Estoy cansado de no participar nunca en un proyecto que no sea un verdadero caos de organización. Mucho de lo que hago me parece una soberana pérdida de tiempo. No siento ningún interés por los programas que hago, más allá del deseo normal de querer hacer un buen trabajo (generalmente imposible de realizar). Me cuesta un horror encontrarle interés. Y la verdad es que hace tiempo que lo único que me convence para seguir es que, seamos sinceros, se cobra bastante bien comparado con otras disciplinas.

   No es un sentimiento puramente mío. Conozco a muchos desarrolladores, soy amigo de unos cuantos, he conocido de pasada a otros tantos... y creo que sólo conozco a uno de quien pueda decir sin duda que le gusta esto, y quiere seguir dedicándose a ello mucho tiempo. El 90% de nosotros tenemos la misma sensación: la sensación de que llevamos mucho tiempo haciendo malos trabajos. Imaginad (ole los símiles tópicos) un arquitecto que no haya construido una sola casa que no se haya caído o agrietado por veinte sitios (¿alguien dijo Calatrava?). ¿Ese arquitecto no se plantearía de vez en cuando que podría hacer mucho más bien dedicándose a otra cosa, algo que le llene, algo que le apasione, algo que le interese?

   Son días y días que vienen de vez en cuando. Sin duda mañana volveré a estar a gusto en un trabajo que es relativamente fácil (en el sentido de que no es tan estresante como otros), está bien pagado, me ha permitido viajar, y por regla general cuenta con equipos de gente con los que se está muy a gusto.

   Por avanzar en este relato, que hoy está más pesado que Moby Dick (encima que no tengo fotos nuevas para amenizarlo... bueno, ahora pongo una que no tenga sentido), luego he ido a clase de alemán, donde he hecho un test del tema 2. Me parece que me ha salido perfecto, pero el miércoles lo sabré. Y hoy me ha tocado hacer algunos ejercicios con una chica muy pequeña (en serio, no sé si debe de pesar 40 kilos, los muñecos de LEGO juegan con ella) que habla bastante buen inglés, y nos hemos reído mucho de lo mal que pronuncio las erres alemanas. En serio, la pronuncio muy mal. Además, me hace gracia que se llame Kitty. Cuando llega a clase podemos decirle Hello, Kitty

   Sí, el humor de informáticos continúa.

   Luego he vuelto a casa coincidiendo en el tren con una mujer macedonia, no recuerdo su nombre, madre de tres hijos, la mayor sigue viviendo allá en Macedonia porque está casada. No, si lo que es palique no me falta...

   Días sin chuparme los dedos: 5.

   Días para que pueda abrazar a la princesa más hermosa y más buena de todos los reinos del universo entero y sin exagerar: 19 (¡sí, ya estamos en los diecis!).

« Prometo ver la alegría,
escarmentar de la experienica,
pero nunca,
nunca más usar la violencia. »

- Antonio Flores.

domingo, 16 de febrero de 2014

De vuelta al hogar

Supongo que este es uno de los días malos.
   Ayer, en un día estupendo, prácticamente primaveral, regresé a la casa de Gerlinde. La llamamos y nos permitió volver a traer las cosas antes incluso de comer, lo cual estuvo muy bien. Ni siquiera se descongeló lo que tenía congelado. La casa está tal como la dejé (si acaso se ha llevado una vela que había aquí), así que ahora es el momento de llenarla con mis cosas.

   Debo comprar un televisor, ya que el que me han dejado es de tubo, decididamente no es de alta definición y no tiene las entradas HDMI que yo suelo utilizar. En Red Zac he visto algunas interesantes, probablemente a finales de esta semana la encargue. Antes de eso me corre más prisa volver a llenar la nevera (me falta aceite, huevos, pan, fruta, yogures (que siguen siendo dificilísimos de encontrar), refrescos, salchichas, hamburguesas, salsa de tomate...). La próxima semana quiero invitar a los amigos a estrenar el lugar con unas cervezas, así que tengo que preguntarles qué le gusta tomar a cada uno. Será mejor que la comida basura no la compre hasta el mismo viernes, que si no me la como.
Le falta un poco más de presupuesto y un poco menos
de estabilidad para ser de Calatrava.

   Necesito una librería, o al menos, unas baldas sueltas. Tengo en España una buena cantidad de novelas, películas, y discos de música. Además de un montón de carpetas con documentación que no tengo lugar donde guardar ahora mismo. Así que sí, necesito un mueble.

   Y me acabo de dar cuenta, y esto será urgente a lo largo de esta semana, de que también me falta una tabla de planchar. Y ando un poco justo de perchas.

   De la misma manera, tengo pendiente pasar por una farmacia a comprar cosas básicas (aspirinas, tiritas, algodón, vendas). Tengo una caja de antihistamínicos que traje de España, y como este invierno está siendo tan extraño, no sé cuándo empezar a tomarlos.

   Mis padres mandaron por Seur (¿alguien dijo publicidad innecesaria?) una caja con cosas mías, que espero pueda llegar el martes o el jueves. Será interesante poder volver a usar varios juegos de sábanas.

Algunas fotos piden a gritos el B&N, ¿verdad?
   Es maravilloso quedarse hasta bien tarde por la noche platicando con la princesa, así sea de cosas importantes sobre nosotros, así sea de puras mensadas con las que nos reímos sin parar como unos tontos. Es maravilloso sentir que me quiere. Días para darle el abrazo más fuerte del mundo: 20 (al tercer fin de semana desde hoy, en realidad no queda nada).

   Días sin morderme las uñas: 4, ya empiezan a apretar contra la carne otra vez. Debo aguantar.

« Por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena tierra, ¡os pido resistir, hombres del Oeste! »
- "El Señor de los Anillos" (film)

   PD: Mi casero el trompetista no sabe tocar la banda sonora de Bailando con Lobos.

viernes, 14 de febrero de 2014

Historias de San Valentín.

   San Valentín. Ah, San Valentín. Qué bonito. El día perfecto en el que todo el mundo se vuelve meloso, como una canción de Maná (en serio, a este grupo le quitas la palabra melancolía y se queda en la mitad). Una ocasión como cualquier otra a lo largo del año para que nos dejemos los cuartos en alguna tienda. Nunca había dado mucho crédito a esta festividad.

   Pero, digamos las cosas claras: ya sea una fiesta real o un invento de las tiendas (buen invento para ellas, todo sea dicho), la verdad es que se ve desde una perspectiva distinta cuando tienes a alguien a quien le quieres dar las gracias por existir. Simplemente eso. Gracias, princesa.

   Y si además cuando esta persona te escribe una carta preciosa para darte las gracias a ti, te tienes que derretir... Otra vez, mil gracias por haber nacido.

   Dicho en primer lugar lo que era más importante, hoy ha sido un día como cualquier otro. Con la única salvedad de que he vuelto a hacer mi maleta, espero que ya por última vez en bastante tiempo. Parte mala, que mañana tendré que dejar la habitación a las 10, y sin embargo no puedo volver al apartamento hasta por la tarde. Debería haber hablado con Frau Schnell para ver si podía dejar mis cosas por algún sitio cerca hasta que puedan venir a recogerme, pero no he coincidido con ella. Imagino que no habrá problema. En serio, es que con la tontería tengo: una maleta, dos mochilas (una de ellas de montaña y hasta arriba) tres bolsas de vituallas, una de basura, y no sé dónde narices meteré las chanclas y uno de los pares de botas. Mañana remataré el reparto.

   Días sin morderme las uñas: 2 (¡en serio, ya llevo dos!).

   Días para que venga a tierras europeas la estrella más brillante del firmamento (sí, sé que he citado a Jarabe de Palo, no volverá a ocurrir): 22, aunque me gusta pensar que 21 y medio.

   Ah, y hoy no hay fotos porque ya he guardado la cámara entre todos mis bultos.

« No me sonrojo si te digo que te quiero,
y que me dejes o te deje, eso ya no me da miedo.
Habrías sido sin dudarlo la más bella
de entre todas las estrellas que yo vi en el firmamento. »
- "El lado oscuro", Jarabe de Palo.

   Vale, ahora sí que sí ya no volverá a pasar.

« Todo me parece bonito. »

   ¡Ahi va!

jueves, 13 de febrero de 2014

Deportes de invierno. ¿Acaso hay otros?

   No deja de ser curioso que los mediterráneos tengamos la fama que tenemos. En un momento dado del día de hoy, en nuestra oficina había tres personas viendo los juegos olímpicos de invierno. Me pregunto si me dirán algo por ponerme partidos de los Knicks... No sé, aunque no me dijeran nada, hay cosas que me dan cierta vergüencilla, la verdad.
La verdad que me gustaría tener una barquita
para ir a casa como en tiempos de Enrique VIII.
   Aparte de eso, el día de hoy ha avanzado poco profesionalmente. Lo cual es un alivio para vosotros, mis queridos lectores, hartitos como debéis de estar de cháchara técnica y humor en lenguaje binario.

   Mis padres han comprado un billete de avión para el 19 de marzo. Creo que estarán cerca de una semana. Estará bien ver caras conocidas, espero que no se decepcionen. Particularmente, me preocupa que se decepcionen con el tamaño de la nevera. No sé ellos, yo he visto cajas de zapatos más grandes. Mis cosas me las irán enviando por paquetería.

   Hoy he probado el tofu con verdura. Riquísimo. Sabe a... verdura.


Una casita que no me importaría compartir, la verdad.
   Días sin morderme las uñas: 1, y con la intención de, cuando vaya a la farmacia a comprarme un botiquín básico, comprarme un kilo de tiritas.

   Días para que pise tierras europeas la persona más maravillosa de la tierra: 23.

   Soy incapaz de leer ese número sin recordar al mejor deportista del siglo XX. Y que no me vengan hablando de Pelé...


« Naciste entre las colinas y los riachuelos de la Comarca. Pero el hogar ahora queda tras de ti. Y en frente, el mundo. »
- "El Hobbit" (film)

miércoles, 12 de febrero de 2014

Forrest Gump se sube al autobús

   ¿Os acordáis de que el personaje de Forrest Gump charlaba y charlaba con cualquiera que se sentara en el banco de la parada de autobuses? Es una costumbre que en una ciudad grande como Madrid la gente no tiene. Quizá somos demasiado precavidos. Yo desde luego no estoy habituado a eso. Y para un madrileño, Forrest Gump es algo así como "más pesado que el cuñado de Rocky". Sin embargo, hablar con la gente con la que viajas -de hecho, conocer gente en general- siempre es una experiencia bien agradable cuando lo haces. Y es una pena que, si bien antes los que solemos ir leyendo no teníamos mucha costumbre de hacerlo, ya el uso del teléfono móvil ha hecho que la costumbre desaparezca del todo.

   Aquí hay al menos una persona que parece que se resiste. Una mujer que debe de tener cincuenta y muchos años y que se llama Gaby (sí, princesa, has leído bien). Debe de vivir aquí cerca de la Höringhof, me ha visto en la parada dos días, y hoy se ha animado a darme palique. Además habla un inglés bastante bueno, y es bien simpática. Lo único que sé de ella hasta ahora es que no le gusta el frío. Pero ella ha tomado nota de mi recomendación de hacer el camino de vuelta andando, que a veces se tarda menos que si uno espera al autobús (cosa que hoy he vuelto a repetir).

   El trabajo no ha estado mal hoy. Mientras intentaba arreglar el problema que surgió ayer a última hora (mejor dicho, mientras esperaba que el departamento de testing probase mis cambios) he estado haciendo otros cambios de base de datos que se habían pedido.

   El momento tenso del día ha estado en la reunión semanal sobre prioridades. El jefe ha sacado varias gráficas que venían a decir que el número de errores reportados estaba subiendo alarmantemente (cosa que, a dos semanas de entregar la versión y con el equipo de pruebas poniéndose las pilas, creo que pasaría en cualquier proyecto). La verdad es que no puedo decir qué ha dicho en alemán, pero cuando a mí me ha hecho la versión resumida en inglés, lo único que he entendido que ha dicho ha sido eso. Sin embargo, varios de mis compañeros parecen haber sentido como un ataque, y han querido discutir acerca de que esos errores, aunque los reporten ahora, son de desarrollos hechos hace cuatro años, y que por lo tanto no son representativos del trabajo que hemos estado haciendo nosotros.

   No sé si el jefe es un administrador que sólo ve las cifras sin saber del todo lo que significan (Mr. H., del que hablaba el otro día, sí pica código, pero este hombre parece dedicarse a organizar). No sé si sólo buscaba intentar poner las pilas al equipo, y le ha salido el tiro por la culata. Personalmente me parece que la discusión es un poco inútil, tanto en un lado como en otro: por una parte, aunque los errores sean antiguos, están ahí, y por lo tanto hay que repararlos; y por otro, por mucho que nos enseñe gráficas, no va a conseguir que desarrollemos más deprisa, es algo que lleva el tiempo que lleva. Al fin y al cabo no somos unos perros, estamos trabajando. Y quien más quien menos, creo que todos echamos más de 40 horas semanales. Y cuento con que cuando se acerque la fecha de entrega pedirán un esfuerzo extra para limpiar los bugs que queden. Y cuento con que todo el equipo estará volcado en conseguir que eso salga adelante, porque la verdad es que son todos unos profesionales.

   Si algo echo de menos en este equipo es documentación. Tampoco pido un manual exhaustivo sobre cada funcionalidad del producto: pero esto es programación orientada a objetos, y se me hace un poco cuesta arriba que cada clase no venga acompañada de una descripción diciendo qué hace esa clase, qué representan sus datos, y para qué sirven sus funciones. Y a ser posible explicado para dummies. Porque ahora llega un novato como yo que no sabe nada de este sistema, y si tengo que depurar una clase, tengo que depurar un programa que no sé qué objetivo tiene, qué se supone que tiene que hacer. Aún así, puedo hacerlo, pero me lleva mucho más tiempo.

   Así que sí, de cara al futuro, yo propondría aumentar un poco el nivel de documentación explicativa para facilitar que una persona pueda depurar el trabajo hecho por otra diferente. Si no, estamos como en CECA (publicidad negativa al canto): la única manera de arreglar bien un sistema es que la persona que lo escribió por primera vez todavía esté en la empresa. Si no, es ist jodiden-que-te-cagas.

   Ya van dos días que salgo con la cámara, pero sin la tarjeta. Luego tengo que estar sufriendo y borrando fotos para que las nuevas quepan en la memoria...

Vuelvo a utilizar la tablet para enfatizar los colores de las fotos.
Pero no se lo digáis a nadie.
   Una ex-compañera de España, y buena amiga, me ha enviado una explicación sobre el asunto de las fechas. Menos mal, porque la "tutora virtual" ha pasado de mí como de echarle carreras a los caracoles. Pero el ejercicio en cuestión ha seguido saliendo mal. Así que ya me he ido directamente al examen. Menos mal que la pregunta sobre fechas ha sido de tipo test.

La vista habitual cuando estoy llegando a Höringhof.
   Días para abrazar a la mejor persona del universo entero: 24.

   Días sin morderme las uñas: 0 (lo sientooooooooooooooooooooo; al menos reconoceréis que soy sincero. Vuelta a empezar).

« La vida es como una caja de bombones. Nunca sabes lo que te va a tocar. »
- "Forrest Gump" (film)