lunes, 27 de enero de 2014

La vuelta al cole

   La nieve se está empezando a acumular. Eso es algo que se nota particularmente a primera hora de la mañana, cuando todavía ningún vecino se ha molestado en limpiar la entrada. Si veo a alguno hacerlo ofreceré mi ayuda, claro, pero para el que no tiene coche, por suerte, no es algo imprescindible. Me gusta pisar la nieve. Mucho más de lo que me gusta pisar el hielo.

   Cuatro resbalones he contado esta mañana en el camino al trabajo. Sólo me he caído con el primero de ellos. Se ve que después le he cogido el tranquillo y he sabido guardar mejor el equilibrio. Además, cuando me he caído, ha sido como a cámara lenta; he tenido la sensación de que tenía tiempo de sobra para colocar las posaderas en posición de airbag activado. La verdad es que en aceras y pasos peatonales yo no quitaría la nieve. La nieve no resbala. Si la quitas sólo dejas la capa de hielo de debajo, y la calle se queda mucho más peligrosa, no tiene sentido.

   Nada más llegar a la oficina, ha sido un caos cerrar el paraguas mientras sujetaba la carpeta (algo que me ocurre bastante a menudo, por otra parte). De hecho, el paraguas ha caido de cabeza al suelo, y se ha quedado con el cabezal roto.

   La jornada de trabajo ha sido bastante aburrida. Tenía una tarea pendiente de la semana pasada, y después he vuelto al maldito diagrama que Áigor quiere que hagamos para que un recién llegado a la empresa pueda cogerlo, y hacer CUALQUIER tarea. ¿Se imagina alguien el tamaño y la complejidad del diagrama que estamos haciendo? Tiene más flechitas que un mapa de batalla, y más cuadros que el Museo del Prado. Francamente, yo encuentro que los apuntes bien escritos y estructurados son mucho más fáciles de leer. ¿Dónde se ha visto un diagrama de flujo que traiga toda la información detallada acerca de algo? Después de comer ya había terminado. Áigor se ha ido a una reunión semanal que tiene con otros jefecillos para decidir qué va a ser prioritario durante la semana. Y no ha dejado ninguna tarea pendiente. Según Javi, es lo normal: como no organicen las cosas de otra manera, los lunes, para el equipo de base de datos, siempre es un día perdido.

   Después de la jornada, al salir, he visto que el paraguas estaba definitivamente como suelto. Y al intentar colocarlo un poco lo que he conseguido es cargármelo del todo. En fin, qué le vamos a hacer. Durante un rato he llevado la cabeza del paraguas suelta y abierta como si fuera un escudo. Parecía la versión estúpidamente oscura del Capitán América.

   Hemos ido a Bischofshofen, a la primera clase del curso de alemán presencial. Estos cursos se dan en un colegio. Tal cual. No una academia, ni nada así. Un colegio de niños con sus pupitres y sus pizarras y todo. Eso sí, han avanzado mucho. Yo no recuerdo que en mis tiempos las aulas tuvieran instaladas proyectores en el techo.

   La profesora es bastante buena. Además debe de hablar como media docena de idiomas. El castellano no lo conocía, pero tenía cerca una compañera italiana a la que hablaba en su lengua, y nos entendíamos bastante bien los dos. Cuando se dirigía a mí lo hacía en inglés, que veía que lo dominaba mejor (la verdad es que soy un español al que el italiano se le da bastante mal). Pero también hablaba a otros compañeros en bosnio, y, por supuesto, en alemán. Una pasada.

   Ha sido extraño cuando hemos llegado, diez minutos tarde porque no sabíamos en qué aula era la clase (o en qué edificio, realmente), y cuando nos sentamos dice "ya hemos terminado con el tema uno". Yo me miro el reloj, me rasco la cabeza... O esta gente avanza muy deprisa, o yo diría que el curso realmente no ha empezado hoy.

   Como la italiana y yo (junto con una chica turca acompañada de su novio) acabábamos de llegar y no teníamos libro, hemos compartido el libro de un bosnio. Otra pista de que el curso podría no haber empezado hoy es que el hombre tenía ejercicios ya resueltos. Y francamente, me parece un poco mayor para haber heredado el libro del cole de su hermano. Además, el pobre no se enteraba ni de dónde estaba, y todos los ejercicios que llevaba estaban mal resueltos. Así que ha sido algo complicado hacer ningún ejercicio junto con él. Ha sido divertido cuando hemos tenido que jugar a un juego que, yo estoy convencido, consistía en conjugar verbos. Pero resulta que en alemán, un verbo en infinitivo tiene la misma terminación que en primera o tercera persona del plural ("abrir" se dice igual que "abrimos" o "abren", para entendernos). Y estos dos pensaban que tenían que ligar la persona ("wir", o sea, "nosotros") con el verbo escrito. No he conseguido hacerles entender que no, que ponía "haißen" no por ir con "wir", sino por ser el infinitivo. ¡Sorpresa, todos los verbos del ejercicio tenían la misma terminación!

   En fin, supongo que el tema lingüístico se nos está haciendo un poco cuesta arriba a todos. Habrá que echar una mano al hombre. Cuando coja soltura igual me tiene que ayudar él a mí.

   Días sin morderme las uñas: 2.

- Eres una cadete, vas a la academia, ¿qué estudias?
- Xenolingüística. Ni siquiera sabes lo que eso es.
- Estudio de los idiomas extraterrestre, fonología, morfología, sintaxis... significa que tienes un talento para la lengua.
 
"Star Trek" (2009)
 


sábado, 25 de enero de 2014

Festín de Cuervos

   El pasado jueves fue muy especial. Vía Skype, Aida conoció a mis padres, y creo que les dijo las cosas más bonitas imaginables sobre mí. Me pregunto si alguna será verdad, jeje. La princesa es dulce, es divertida, tiene un corazón generoso, y cada día que pasa la amo más. Parece que ya no tiene nervios en absoluto respecto a la idea de venir. Eso sí, le piden "solvencia económica para el viaje" (lo que viene siendo una tarjeta de crédito) y una carta mía que constate que la estoy invitando. Qué cosas más raras piden en las aduanas.

   El día de ayer amaneció con una sorpresa. Habrá quien no las conozca, pero en la serie de novelas Canción de Hielo y Fuego (llevadas a la televisión con el título del primer volumen, Juego de Tronos), una de las familias protagonistas tiene como lema "Se acerca el invierno", como un aviso de que no hay que bajar la guardia. Tanto tiempo y de forma tan repetida lee uno ese "Se acerca el invierno", que cuando llegas al cuarto tomo, titulado Festín de Cuervos, y empieza contando que en algún país del sur empiezan a caer nieves, piensas "¡Por fin ha llegado el maldito invierno!". De la misma manera, por fin podemos decir que, ¡ha nevado!

   De hecho creo que lleva nevando como veinticuatro horas seguidas. El paisaje cambia mucho, así cubierto por un brillante manto blanco. Está realmente precioso. Y, aunque la imagen pueda parecerlo, no hay demasiada sensación de frío. El justo y necesario. Claro que, aún tiene que llegar febrero.

   Mis padres probablemente vendrán con mis cosas alrededor del 20 de febrero. Estoy empezando a temer que vendrán con el peor tiempo, pero eso sí, es probable que celebremos aquí el cumpleaños de mi padre.

   Recuerdo que re-ocuparé la casa, ya con contrato, el 15 por la tarde. Gerlinde me dio ayer el contrato. Necesito que alguien me ayude a traducirlo, pero vamos, la mujer transmite confianza y estoy seguro de que es estándar. Me dijo que seguramente el lunes tendría también el inventario, lo cual es importante para los dos.

   Otra cosa que empezaré el lunes es un curso presencial de alemán, en el pueblo de Bischofshofen, a poca distancia al norte de aquí. Será los lunes y miércoles por la tarde, coincidiendo con otro curso que tiene Javi, así que me podrán acercar. Recuerdo cuando en el colegio los profesores empezaban el curso diciendo que en su clase sólo se hablaría inglés, pero enseguida lo daban por imposible, porque no nos enterábamos de nada. Aquí sí, aquí la clase será 100% en alemán, porque los profesores no hablan otro idioma. Espero ser capaz de seguirlo. Mientras tanto, sigo con el curso online que me regalaron. Cuanto menos, servirá para no presentarme allí sin saber absolutamente nada.

   El idioma, el no entender nada de lo que la gente habla, es lo único que se me está haciendo un poco cuesta arriba. Es cuestión de tiempo y aprendizaje, no estoy preocupado. Y por lo demás, creo que me estoy adaptando bien a la vida aquí, estoy consiguiendo cosas. En el trabajo también, ya voy haciendo tareas de versiones no muy urgentes. Sólo me falta eso, poder estar con mi princesa, a la que espero con mucha ilusión.

...y Baya de Oro está esperando
- "El Señor de los Anillos", J. R. R. Tolkien
 

miércoles, 22 de enero de 2014

El buenrollismo de Ben Stiller

   Parece que finalmente me están dando trabajo que hacer. No cosas excesivamente complicadas, pero ya sí en cantidades suficientes para tenerme ocupado durante un par de días, y preguntando sin parar. Es la mejor forma de aprender, que haya un objetivo, que tenga cosas que hacer.

   En la oficina parece haber algún tipo de mal rollo que viene de la Navidad, cuando otro grupo debió de quejarse de que el nuestro hacía las pausas para el café demasiado largas. La verdad es que cuando llegas aquí sorprende lo organizada que es esta gente incluso para los descansos: de 10:00 a 10:15 para un cafelito, de 12:45 a 13:15 para comer, y de 15:00 a 15:15 para otro cafelito. Eso es así como norma general, claro que todos los días hay alguien que está ocupado en alguno de estos horarios y tiene que descansar más tarde, pero en general se lleva muy a rajatabla.

   Lo de que se fiche me gusta, y no me gusta. Por una parte, está muy bien porque se lleva un control exhaustivo de las horas que echa uno de más, de manera que siempre te las pueden devolver. O, si un día tuviste que irte pronto, al día siguiente no tienes dudas de cuánto tienes que recuperar. O lo puedes hacer en varios días. Son flexibles, pero todo está controlado. Eso está bien. Sin embargo, creo que, desde una psicología quizá demasiado mediterránea, un día podría llegar alguien que fiche muchas horas, y eso no significa necesariamente que las pase trabajando. Supongo que es un riesgo con el que cuentan, y al final, en los resultados de cada persona se verá.

   Javier y Adriana me están prestando una amistad una calidez muy de agradecer en estas primeras semanas. Están muy atentos y preocupados con que lo tenga todo (Patxi también participa mucho de esto), y también por saber cómo van las cosas con Aida. Ayer por la tarde me acompañaron a un banco, a diez minutos andando de la empresa, a que abriera una cuenta. Menos mal, porque el señor de la sucursal no habla ni una palabra de inglés. Es increíble la fluidez que ha cogido Javier en sólo un año.

   Por la tarde fuimos con tres compañeros más al cine del pueblo, que una vez al mes proyecta una película en versión original sin subtítulos. Por supuesto que el cine estaba vacío (además de nosotros, había dos personas más, me pregunto si serán los nerds oficiales del lugar). Vimos La vida secreta de Walter Mitty, y a pesar de que Ben Stiller parece esforzarse en ser cada vez peor actor (se supone que es cómico, y en expresividad compite duramente con Keanu Reeves), la película, como fábula, resulta simpática y buenrollista, y la recomiendo para todo aquel que le apetezca, de cuando en cuando, ver una película en la que no salga gente sufriendo todo el rato. Además, los paisajes son espectaculares.

   La semana que viene Aida se sacará el pasaporte, y esperamos poder comprar los billetes de avión que la traerán a Austria dentro de dos meses, durante una semana. Uno intenta mantener los pies en la tierra, pero no puedo evitar estar increíblemente feliz e ilusionado.

   Una última nota: estoy intentando dejar de morderme las uñas; como en pasadas experiencias, he aguantado bien durante casi una semana... hasta ayer. Algunas aún sobreviven, pero en general debo reconocer que he vuelto a recaer. Aún así, a partir de mañana, volvemos a empezar de cero.

- Will, tú no sabes que sabes. Pero créeme, sabes.
- Pues no sé, no sé...
 
- "El Príncipe de Bel-Air"


lunes, 20 de enero de 2014

Al mal tiempo buen idioma

   Hoy ha hecho mal tiempo. De verdad, sí. ¡Se ha nublado! ¡Dios mío, vamos a morir! </modo_sarcasmo>

   La verdad es que hoy ha sido uno de esos ajetreadísimos días de "ve mirando esto". Áigor me dice que, como de momento no puedo hacer gran cosa, me ponga a ver no sé qué código, que de hecho tendría que ver con Javier, que tampoco lo conoce. Y ahí me paso yo las horas muertas mirando un código rarísimo (¿de verdad hace falta hacer macros de los nombres de las funciones?), en el que por supuesto todos los campos y comentarios están en alemán. Eso sí, nos han llegado más correos electrónicos solicitando gente, sin que el idioma sea un requisito. A mí plim, de momento estoy cobrando, y con el idioma voy poco a poco.

   De camino a casa he ido a comprar al Spar grande. Hay que subir una cuesta bastante grande para llegar, pero merece la pena, ahí hay de todo. O casi. He sido incapaz de encontrar yogures ni colonia. Llevo aquí dos semanas sin colonia (ssssh que no lo sepa nadie). Alguien me dijo que, a juzgar por unas letras de luz que había visto, tenía la sospecha de que aquí la gente se duchaba poco. El que en las tiendas sea tan difícil encontrar colonia no hace sino aumentar la sospecha. Quizá en el Bipa haya, pero no sé si habrá colonia para hombres. Es una tienda exageradísimamente rosa y llena de productos femeninos que parece decir a gritos "este reino es de nosotras, y los hombres no son bienvenidos".

   De todas formas he hecho mal la compra, porque sólo he pedido una bolsa pequeña. ¿Qué ha pasado? Pues lo normal: según iba por la estación, se me ha roto una de las asas. Afortunadamente, a uno de los de seguridad de la estación que me ha visto y me ha puesto buena cara, le he podido pedir si tenía otra bolsa. Y el hombre súper amable se ha metido y en un par de minutos me ha localizado otra bolsa, también de Spar, más grande y de papel. De hecho creo que esas son las que los del Spar cobran más caras. ¡Qué amable es la gente!

   En casa he estudiado algo de alemán antes de hablar con mis padres y con mi princesa. La verdad es que creo que aún conservo algo de retentiva:

   Ich heisse, du heisst, er/sie/es heisst, wir heissen, ihr heisst, sie heissen.

   Ich bin, du bist, er/sie/es ist, wir sind, ihr seid, sie sind.

   Ich habe, du hast, er/sie/es hat, wir haben, ihr habt, sie haben.

   Esos son los que estudié el fin de semana, aunque luego en el examen sólo cayó uno de los tres. Y hoy he estado viendo un ejemplo de verbo regular, y un par de ejemplos de verbos irregulares:

   Ich arbeite, du arbeitest, er/sie/es arbeitet, wir arbeiten, ihr arbeitet, sie arbeiten.

   Ich werde, du wirst, er/sie/es wird, wir werden, ihr werdet, sie werden.

   Ich tanze, du tanzt, er/sie/es tanzt, wir tanzen, ihr tanzt, sie tanzen.

   Ich lächle, du lächelst, er/sie/es lächelt, wir lächen, ihr lächelt, sie lächen.


   Los escrito de memoria, y CREO que no he puesto ninguno mal. Es posible que sí. Después de eso me he metido con los números. Una buena amiga ya me los había enseñado del uno al once, pero hoy he aprendido el doce (zwölf), del trece (dreizehn) al diecinueve (neunzehn), cómo formar el resto de decenas (zweizig, dreissig, vierzig, fünfzig...), cómo formar las centenas (einhundert, zweihundert, dreihundert, estos son fáciles de recordar porque la palabra es bastante parecida a la inglesa), y cómo mezclarlo todo (548, cinco cientos ocho y cuarenta, es decir, fünfhundertachtundvierzig, y sí, aunque parezca mentira, es una sola palabra... creo).

   Mañana iré al cine y no sé si tendré demasiado tiempo de estudiar. Espero que pasado mañana me siga acordando de todo esto.

Vaya idioma este de los enanos. Para partirle a uno los dientes.
- "El Señor de los Anillos", J. R. R. Tolkien
 
   Actualización: se me había olvidado añadir que, como esta mañana no estaba excesivamente ocupado, me he entretenido cogiendo el Outlook y aprendiendo los días de la semana (Montag, Dienstag, Mittwoch, Donnerstag (de este me acuerdo por el director de cine), Freitag, Samstag (de este me acuerdo por el mismo personaje literario al que pertenece la cita anterior), Sonnstag ) y los meses del año (Januar (por lo visto en Austria se dice Jäner, creo), Februar, März, April, Mai, Juni, Juli, August, September, Oktober, November, Dezember). Cuando he visto los meses del año creo que mi pensamiento ha sido que cuando diseñaron este idioma tenían la misma originalidad que cuando hubo que inventar dioses para la cultura romana.
 

domingo, 19 de enero de 2014

Fin de semana de trabajo con gusto

   Este fin de semana ha sido algo más tranquilo que el pasado. También salimos ayer de cervezas, pero sólo tomamos dos cada uno, y no llegué a casa demasiado perjudicado. Eso sí, lo justo y necesario para que me dieran un sueño terrible. Aida, que de beber sabe más que yo, dijo que me hacía falta otra más para ya ponerme contento, en vez de adormilado.

   Eso sí, he tenido tiempo de dar el primero de los cinco temas del curso de alemán básico on line que me regalaron. He aprendido a conjugar en tiempo presente los verbos heissen (llamarse), sein (ser ó estar) y haben (haber). Por algún motivo, en el examen final del tema sólo se preguntaba por el sein. Pero me he aprendido bastante bien los tres.

   Hoy hacía un tiempo estupendo y me he dado un paseo hasta la catedral de la ciudad. Es bastante grande y gótica, impresiona de cerca. No hay fotografías porque los edificios adyacentes están demasiado cerca, y es prácticamente imposible sacarle un plano general. A la salida había un letrero en el que contaban la historia de la catedral, y su reconstrucción tras un terrible incendio de mediados del siglo XIX que debió de acabar con medio pueblo. Bien interesante.

   Durante el camino de regreso he descubierto otra cosa que va a ser importante en futuras escapadas nocturnas: la estación de trenes que tengo que cruzar a medio camino de casa, ¡tiene servicios públicos! Eso está muy bien, porque ya me ha pasado varias veces subir la colina esta con ganas de hacer pis, y no es agradable. ¿Estoy dando demasiada información?

   El paseo me ha servido para, por fin, darle un final a aquel relato que empecé a escribir en Colombia, una noche que el Internet del hotel no funcionaba. Sólo he tardado dos meses en que se me ocurra un final con el que estoy más o menos satisfecho. Ahora estoy dándole un poco de forma (para que las ideas que se me ocurrían de pronto parezcan más elaboradas), y, sobre todo, me falta un título. Pero creo que le enviaré el relato a mis ex-compañeras de Colombia para que ellas pongan el título, se lo prometí, en su día.

   La cita con la que cierro hoy no es de ninguna película ni canción. Es una cosa que ha dicho Aidita Princesa que me ha hecho mucha gracia jeje.

- Lo que no sabes es que vengo de Titán, una de las lunas de Júpiter, y tengo 178 años.
- ¡Qué genial, me gustan los hombres mayores que yo!

viernes, 17 de enero de 2014

Dos commits y un destino

   Hoy, por fin, ha sido el primer día que ya puedo decir no sólo que estoy en la oficina y aprendiendo mucho, sino que además he hecho algo productivo. No ha sido gran cosa, tan sólo dos tareas: modificar un procedimiento (era una línea de código) y analizar unos índices que faltaban en la base de datos, y añadirlos.

   En cuanto al procedimiento, aunque era sencillo, la primera vez lo he subido mal al leer "NOMBRE LIKE '%BLABLA%", y no leer que de hecho ponía "NOT LIKE". No hace falta ser un fiera de la programación para imaginarse que el significado cambia sustancialmente.

   Lo de los índices, aunque era más complicado, creo que al final ha salido bastante mejor. El chico que me lo estaba explicando ha olvidado comentarme que había que añadirlos en un segundo script, y en el último momento no he tenido tiempo de subir los cambios. En cualquier caso me los tendrían que haber revisado antes, e igualmente se habría quedado para el lunes. Pero ya prácticamente está. Diablos, espero que el lunes no tenga que revisar este mismo diario para recordar qué estaba haciendo.

   Por la tarde, poco que destacar. Hace dos días hablé de un planeado viaje a México. Pero finalmente, después de una semana terrorífica de hablar con todas las administraciones públicas y de agencias de viajes habidas y por haber, hemos decidido que es imposible hacer este viaje con el pasaporte a punto de caducar. Hay muchas probabilidades de que no me lo acepten. Al menos eso aseguraba alguien del consulado español en Miami, que todos los días se encontraban con casos. Ahora bien, yo pienso: si el pasaporte, como cualquier documento, tiene una fecha de caducidad, ¿de qué sirve si no te lo aceptan desde seis meses antes? ¿No tendría más sentido que pusieran la fecha de caducidad seis meses más atrás, y que el documento sea válido durante todo el tiempo que dice que es válido? ¿Qué borracho redacta esas normas? Por cierto, mis saludos a ese buen trabajador de Miami, que después de pasar por cerca de una docena de distintos servicios de "ayuda", todos intentando pasarle el muerto a otra persona, éste fue el único que, sin estar el mensaje destinado a él, se arrancó a aclararme amablemente todas las dudas.

   Ahora sopesamos la posibilidad de que sea la Princesa la que venga acá. Pero aún es pronto para saber si será posible. Intención hay, y eso me hace muy feliz. Es muy especial.

   Ya me han aceptado en el curso de alemán online que me regalaron. Mañana me intentaré levantar medianamente pronto, iré al pueblo a hacer una compra que no he hecho hoy (porque he descubierto que Lidl por no tener no tiene ni cestas), y a la vuelta me pondré con ello. Es la opción. Quizá debería ir a cursos presenciales, pero el único que he encontrado que estaba por el área empezaba en marzo. De todas formas me he puesto en contacto con tres escuelas que me ha recomendado el área de RR.HH. de mi empresa, a ver si alguna me puede recomendar algo.

   Madre mía, para ser un día en el que no me ha pasado nada relevante, he escrito bastante. Ah, una última nota: el tiempo, de bueno, empieza a ser molesto; especialmente para la gente de acá que está enamorada del esquí y recuerdan la nieve en sus mejores sueños.

- No sabes nada, Jon Nieve
"Canción de Hielo y Fuego", George R. R. Martin

jueves, 16 de enero de 2014

Brückenwirt

   Nada especial que reseñar hoy, excepto que sigue sin nevar, que de hecho a la hora de comer creo que hace cada vez más calor. Hoy salimos a comer fuera, algo que por lo visto se hace una vez al mes, y salimos con las cremalleras de los abrigos abiertas.


   Comimos en el hotel Brückenwirt, que es el mismo en el que me alojé cuando estuve aquí en el día de prueba. Y aunque el plato fue un poco carito (unos 12€ por sólo un plato y la bebida), hay que reconocer que valió la pena: ¡qué rico estaba el maldito huevo con pollo y ajo! Hasta las verduras que lo acompañaban estaban ricas. El otro sitio al que a veces van a comer fuera lo tiene difícil para superar esto.

miércoles, 15 de enero de 2014

Die Prinzessin

   Voy a hablar sobre Aida Princesa. Y la verdad es que me siento raro, como si confesara algo. ¿Confesar qué? ¿Que quiero a alguien? ¿Que alguien me quiere? No estoy seguro de por qué no he hablado de ello antes. Quizá sea porque estoy demasiado acostumbrado a ser un bicho raro haga lo que haga. En cualquier caso lo lamento.

   Dicho esto, lo que ocurrió hace ya más de tres meses, va a hacer cuatro, es que conocí por Internet a cierta persona. Y en verdad puedo decir que no he conocido a ser más amable, dulce, generoso espiritualmente con su familia y con sus amigos, y con una alegría y unas ganas de vivir y de ser feliz tan contagiosas. La mala suerte: que vive en Guadalajara. Y esto no habría sido un problema tan grande si hubiera sido la Guadalajara de Castilla La Mancha. Pero no.

   Mi Princesa vive en Guadalajara, Jalisco, México.

   Realmente no hay fechas. Creemos que empezamos a hablar el 5 de octubre, pero después de eso... Lo único claro es que para cuando viajé a Colombia a mediados de Noviembre, ya se había convertido en una persona muy especial, con la que hablaba casi todos los días, y con una capacidad increíble para hacerme feliz. Una Princesa de Luz capaz de alegrar los días más difíciles. No está claro cuánto tiempo antes de eso fue que nos empezamos a querer tanto. Como no está muy claro cuándo empezamos a darnos cuenta, y tampoco cuánto tardamos en reconocérnoslo a nosotros mismos. 

   A día de hoy creo que llevamos aproximadamente 100 días seguidos viéndonos y hablando. La única excepción son los días que me he pasado metido en un avión. Su familia me conoce. Sus amigos me conocen. Sus compañeros de oficina me conocen. Creo que ya soy parte de su vida, y ella parte de la mía

   No sé cuándo perdió ella la vergüenza para gritar lo que siente por mí en casa o para escribirme mensajes en la pizarra de su oficina. No sé cuándo me di cuenta por primera vez de que no podía hacer nada sin pensar en ella.


   Pensé en viajar a México para conocerla. Luego sobrevino el cambio de trabajo, de país y de vida, y decidí retrasar un poco ese viaje para no pedir vacaciones nada más llegar. Estando ya aquí nos hemos dado cuenta de que mi pasaporte caduca a mediados de marzo. Además, mis jefes han preguntado ya cuándo queremos coger las vacaciones de todo el año, aunque sea aproximadamente, para organizar los proyectos. Así que es probable, si la ley lo permite (y sobre la cruzada que llevamos encima podría escribir horas y horas), que vaya allá la segunda semana de marzo, justo antes de que el documento caduque. Podría hacer por renovarlo, y hacer las cosas con más calma. Pero la excesiva lejanía de Salzburgo, ya no digamos de Viena (donde están el consulado y la embajada respectivamente) y la necesidad de pedir días para hacer los trámites lo hacen incluso más complicado.

   Ya veremos donde termina todo. Hoy por hoy, soy feliz. Muy feliz.

   Una persona maravillosa me quiere, y soy extremadamente feliz.

"Ayer pensaba que no podría hacer lo que hice hoy. Siento que algo importante me ha ocurrido. ¿Es posible?"

- El Atlas de las Nubes (tráiler del film)


PD: Te quiero.

PPD: Me he quedado muy corto en alabanzas. Tampoco quería que el texto se extendiera hasta el infinito.

martes, 14 de enero de 2014

A la visita le faltan subtítulos

   Estos dos últimos días la temperatura ha bajado considerablemente, pero seguimos sin ver la nieve. A la gente que es más del norte de Europa le está sentando fatal, están todos deseando coger los esquís.

   Finalmente Áitor me mandó tarea, pero no estoy seguro de que sea una tarea de verdad, y no una manera de que no moleste. Quiere que los procedimientos que se hace para desarrollar base de datos los ponga en un diagrama de flujo. De manera que esté todo a bajo nivel, todas las decisiones que hay que tomar bien claras, y que todo el que entre nuevo lo tenga fácil para desarrollar cosas nuevas. La idea suena bien, pero hay tantos diferentes casos de uso que creo que se va a tardar varios años en hacer un documento que realmente sirva para todo. Y cuando esté hecho, el condenado diagrama será imposible de hacer. Pero bueno. De momento así ya no me aburro.

   Esta mañana hemos ido de visita a uno de los clientes: ILS, la agencia de emergencias de Alemania (el 112). Ha sido muy interesante... supongo. La visita entera ha sido en alemán y no me he enterado de una palabra.

   Miento, me he enterado de dos: he entendido "módem" y "firewall".

   Ayer comí un plato de jabalí que estaba riquísimo, pero me cayó bastante pesado. ¡Con lo que a mí me gusta comer cerdo! Terrible. Debo dejar de hacer eso... o debo intentar acostumbrarme, jeje.

   Finalmente tenemos una noticia excelente: Gerlinde me renta su apartamento, en el que ya estoy, y por un precio bastante bueno. Lo único que ocurre es que tengo que buscar un hotel desde el 7 hasta el 15. Javier me recomienda que pregunte en la empresa, ya que sólo es una semana, si tienen sitio en alguna parte. Creo que tiene bastante razón. Mañana lo haré.

   Lo mejor de esa noticia es que por fin puedo quitarme una cosa de la cabeza y mañana o pasado empezar con el alemán. Se supone que a partir de la semana que viene ya empiezo el curso online. Creo que ya me merece la pena esperar. Me hicieron una prueba de nivel, y la entregué vacía. Era tipo test, y pensé que si acertaba demasiadas por pura suerte, quizá me meterían en un nivel demasiado alto. Estaría divertido.

- ¿Entiendes algo de lo que están diciendo?
- Claro que sí, amo Luke, recuerde que soy experto en más de seis milones de formas de comunicación...

- "El Retorno del Jedi"

domingo, 12 de enero de 2014

El vino que tiene Sankt Johann im Pongau...

   Bueno, en realidad lo que se dice vino, creo que ni siquiera lo conocen. Pero la cerveza la sirven en vasos de medio litro.

   El primer fin de semana, sí, se ha saldado con dos hermosas borracheras. Qué queremos. No me gusta demasiado emborracharme, pero sí salir, y compartir con la gente. Y aquí, a lo que se ve, la gente comparte cerveza. La verdad es que lo pasé muy bien. Lo único así un poco penoso es el camino de regreso a casa. Creo que en adelante, al menos mientras siga viviendo en la casa de Psicosis, haré por controlarme un poco.

La primera vez que lo vi lo llamé Arenas de Cabralen
   Aparte de eso me he pasado el fin de semana, básicamente, buscando anuncios de apartamentos. Tengo cuatro anuncios: uno de ellos he quedado en llamarle otra vez el lunes para ver el piso esa misma tarde. Está aquí en el pueblo. Otro no me cogió el teléfono. Y los otros no hablaban inglés. De esos tres intentaré llamarles el lunes también desde la oficina con la ayuda de alguien.

   Por supuesto alguna foto más he hecho, pero básicamente, de las vistas desde mi casa de día.


Mi amiga Camy y yo decidimos ya hace
mucho tiempo que no hay mejor lugar en
el mundo que un bosque.

   El tiempo, como puede observarse, típicamente tirolés. Creo que un empresario español desesperado, como último recurso, se fue a lo fácil e invirtió en una pista de esquí por acá, y ahora ya está al borde del suicidio.

   Ah, una última posibilidad en cuanto a los pisos: pregunté a Gerlinde si me alquilaría el sitio en el que ya estoy. Debe de ser de su novio. Me dijo que lo tienen reservado la semana del 8 de febrero para adelante. Y que, para después, tendría que hablarlo con él y ya la semana que viene lo hablaremos. La verdad, imagino que preferirán tenerlo para turistas, que pueden sacar bastante más dinero. La verdad es que de una manera o de otra, me gustaría terminar con el asunto de encontrar casa para empezar a centrarme en aprender alemán.




Y si hay que morir mejor será luchando.
Y si hay que vivir será pensnado en ti.
Con tus besos forjé mi espada y mi armadura.
¡Podrás contar conmigo, amor, por ti yo moriré!

- Mägo de Oz

jueves, 9 de enero de 2014

Áigor, cojones

   Igor (a quien al pobre no paramos de llamarle Áigor cual jovencito Frankenstein) es el principal desarrollador del equipo donde yo estoy, y es básicamente quien me está explicando casi todo (junto a Javier y Patxi, pero lo suyo no es porque trabaje con ellos, sino por auténtica amistad). Es un tipo de trato muy agradable, de voz muy suave. De hecho tanto que puede provocar auténtica somnolencia.

   Sabe mucho de lo que habla, eso sí. Se le notan mucho los años en el proyecto, y debe de ser la única persona capaz de memorizar los miles de tablas, vistas, secuencias, triggers, procedimientos, funciones y paquetes de que consta todo el modelo de datos. Además de todas las bases de datos que hay (porque hay algunas oficiales y otras para desarrolladores) y todos sus usuarios. Junto con los cinco idiomas de Patxi, son las dos mentes que más me maravillan.

   Tiene sólo dos problemas explicando: el primero es que, personalmente, cuando yo le cuento algo a alguien y esa persona no me responde con un "sí", o un "ajá" cuanto menos, instintivamente yo dejo de hablar, porque no sé si me está oyendo. Igor no. Igor empieza a hablar y se puede pasar dos horas hasta que llega un momento que te preguntas si se acuerda de que te estaba hablando a ti. Tampoco es algo muy malo, quizá en su lugar yo pecaría de lo mismo.
Como no puedo sacar una foto de Igor
discretamente, os dejo una foto de
su Avatar.


   El segundo inconveniente es que es muy difícil de seguir la línea de pensamientos de una mente multitarea. Pongo un ejemplo: tengo una amiga muy querida en España que, y de esto he bromeado con ella directamente, no es capaz de pensar en un mismo tema durante un minuto seguido. Está hablando contigo, y de pronto deja de hablar porque se ha acordado que tiene que ir a fregar los cacharros. Y empieza a fregar los cacharros, pero lo deja a medias porque se acuerda que tiene que poner a cargar el móvil. Pero coge el móvil, y se pone a ver el Facebook que ese día no lo ha mirado. Y así tiene su mente dedicada a cinco o seis tareas al mismo tiempo, y si uno quiere ayudarle, le es imposible saber en qué. Con Igor pasa algo parecido: te está explicando algo que tendrás que hacer en un futuro próximo, y corta porque le ha llegado un e-mail, y al pinchar un enlace de ese e-mail le lleva a la intranet donde ve otra cosa que se pone a revisar... y así te puede tener hora y media en la silla hasta que se acuerda de que te estaba explicando algo que tendrás que hacer en un futuro próximo. No lo digo como queja, lo digo desde el cariño, la verdad es que me resulta muy gracioso.

   Entre pitos y flautas hoy tampoco he hecho ninguna tarea, pero como mañana él trabaja desde Salzburgo, sí que me ha dejado tarea pendiente para entonces. Espero que Javier pueda ayudarme. Es sencilla, pero todavía tengo que aplicar yo los procedimientos a seguir y eso. Me ha pedido, eso sí, que no suba mis cambios, que los haga sólo en mi ordenador y se los envíe. ¿De qué tendrá miedo? Jee jee jee.

  A la salida del trabajo sólo he hecho algo de compra y he venido a casa cuando ya era noche cerrada (a eso de las cinco y poco). La verdad es que la cuesta arriba se me hace algo cansada, pero sólo por llegar a donde está la casa, merece la pena. Aquí me he puesto a buscar más apartamentos. He enviado e-mails a tres inmobiliarias diferentes que hay aquí en Sankt Johann, a ver si alguna puede ayudarme. Pero con la oferta que estoy viendo, me da la sensación de que voy a tener que buscar en alguno de los pueblos de alrededor. Sankt Veidt y Bischoschofen (espero haberlo escrito bien) parecen tener pisos interesantes, y sólo tardaría tres minutos en llegar aquí en tren.

   Ah, un último apunte: simplemente a base de escuchar a la gente estoy empezando a captar algo del idioma. Evidentemente no puedo entender el significado de las frases, pero sólo el tono de voz y las palabras que se parecen a su correspondiente inglesa (como Passwort) ya me dan para decir "Pues parece que hay un problema en el código que ven complicado y les va a llevar varios días hacer". No los detalles ni lo que se decir, pero por el contexto se puede sacar un poco la idea general de qué trata la conversación. Además, lo de estar buscando piso me está enseñando un montón de vocabulario inmobiliario ([ver]mieten, möbliert...). Al final va a ser verdad lo del Guerrero número 13:

"- ¿Cómo has aprendido nuestro idioma?
- ¡Escuchándoos!"

miércoles, 8 de enero de 2014

Pelé, ese culé

   Bueno, hoy ha sido un día productivo relativamente. En realidad no he hecho nada productivo para la empresa, pero sí para mí mismo.

   En el trabajo me he pasado básicamente el día entero mirando los scripts que existían, y mediante eso, aprendiendo bastante lenguaje PL/SQL. [Aviso que a continuación vienen bastantes tecnicismos]. Es impresionante la cantidad de lógica que tiene este proyecto en el lado de la base de datos. Veo demasiada confianza en Oracle aquí. Quizá, y esto mis compañeros tendrían que confirmármelo, la parte de aplicación se limita a establecer la comunicación entre la interfaz y la base de datos. De manera que si hay que dar de alta un usuario, por ejemplo, la interfaz sólo pide un formulario, y la aplicación sólo hace una llamada INSERT a la base de datos. Y es la base de datos la que tiene toda la lógica de crear automáticamente todos los datos que sean necesarios para ese usuario, en todas sus tablas. Todos los triggers, todos los identificadores, todos los cálculos... Todo está hecho a base de PL/SQL. Como la parte de aplicación no la he visto, no puedo confirmar aún que, efectivamente, no tenga más que eso. Ya lo descubriré.

   Ah, también me han empezado a preguntar por las vacaciones de todo el año (por encima, para que organicen los proyectos), pero todavía no las tengo planeadas. Y me han invitado a un cine dentro de dos semanas, The Secret Lives of Walter Mitty.

   Se acabaron los tecnicismos, ya pueden dejar de sudar.

   Por la tarde he venido directamente a casa. La verdad es que la luz de la tarde es exactamente igual a la luz de primera hora de la mañana (por eso no hay una foto nueva en este post). Aquí he estado haciendo una lista de la compra.

   Luego me he puesto a mirar apartamentos (además de otra cosa de la que hablaré en otro post). Sólo he visto dos que quizá, porque de tamaño / precio se me amoldan, pero la verdad es que no tengo ni idea de lo que llevan. También vi un estudio de 38 metros muy agradable, que habría considerado si lo que ya tengo aquí fueran todas mis pertenencias. Pero no. Como tengo una colección bastante enorme de películas, libros y ropa, ese estudio acabaría bastante atestado.

   Finalmente, he pretendido iniciar uno de los cursos de alemán que me regalaron por Navidad, el de atrapalo.com (que tenía fecha de caducidad). Y cuando he metido los datos me ha salido un mensaje diciendo "Gracias por comprar nuestros cursos. Dentro de tres días le enviaremos la información de log-in." Así que mi gozo en un pozo.

"Y eso es to, y eso es to, y eso es todo, amigos"
- Bugs Bunny

PD: hablando en serio, ¿cuántos de vosotros ha entendido la gracieta del título a la primera?

martes, 7 de enero de 2014

El primer día de oficina

El precioso río plateado Salzach desde el puente de Haupstrasse

   Bueno, hoy ha sido un día bastante bueno, a pesar de que el sentido común de Gerlinde ha quedado un poco en entredicho.

   Lo primero es que la mujer ha venido, previo acuerdo, a recogerme a eso de las 06:45. Teniendo en cuenta que tenía que entrar a las 08:00, que el camino era de 20 minutos andando, y que íbamos en coche, no me salían las cuentas. Todo se ha aclarado al llegar allí: efectivamente he llegado, me han presentado a María (la encargada de Recursos Humanos), he firmado una copia del contrato que ellos aún no tenían con mi firma, me han dado el papel de justificante de la seguridad social austriaca (o eso me han dicho, yo no entiendo una palabra), y luego la buena María me ha indicado dónde había una pastelería para que tomase algo mientras esperaba, porque mis compañeros no llegaban hasta las 08:00, como habían quedado conmigo.

   Por cierto: en la pastelería, que eso sí es muy mona, me han clavado 2'70€ por un café y ya me he sentido plenamente europeo.

   Cuando he vuelto a la oficina ya me han presentado a mis responsables directos (Igor, Harald, Mariusz), a un compañero austriaco que también ha entrado hoy (¿cómo se llamaba?) y a alguno que ya conocía de la anterior visita (Jeroen, el holandés errante). La verdad es que la mitad de la oficina aún estaba de vacaciones por la Navidad.

   Básicamente ha sido un día de poner a punto el equipo y conocer a los otros departamentos con los que desarrollo trabaja más estrechamente. No he hecho gran cosa, y por lo que nos comentan, seguiremos sin destrozarnos los cuernos durante el resto de la semana. Mejor así, ir poco a poco.

   Confirmado queda que voy a estar en el equipo de base de datos, haciendo o arreglando scripts. No sé qué parte de mi currículum les habrá llevado a colocarme allí, pero yo aprenderé lo más rápido posible.

   La comida ha sido de un filete con cebolla y patatas y ha llevado bastante menos de una hora. Pero ha estado bien. Creo que ha sido el único momento del día en el que he visto a Harald sonreír. No es que el hombre sea desagradable, ni mucho menos. Es muy amable y paciente. Pero es muy serio, se le ve que él está allí para trabajar. La verdad es que eso me gusta.

   A la que he salido por la tarde ha venido a buscarme Javier, ya llegado de las vacaciones. Él y su mujer me han acompañado a hacer una compra bastante grande, aunque yo he preferido ahorrarme para otra compra un par de cosillas para que el sacrificio de ellos no sea tan gordo: me faltan patatas, ajo, cebolla y huevo. Vamos, lo justo y necesario para hacer una tortilla.

   Con ellos hemos comprobado el segundo motivo del día por el que estamos un poco moscas con Gerlinde: me han confirmado que ellos me compraron y me dejaron en la casa, además de sábanas, zumo de naranja y algo de bollería para la primera mañana que pasara aquí. Y un juego de toallas. Todo eso ha desaparecido. El piso está muy bien provisto de cookwear, pero lo que es lo que compraron ellos, nada de nada. Sabemos que en estas semanas la casa la han ocupado otros invitados, así que no sabemos quién se habrá llevado las cosas.

   Por las molestias, después de la compra, los he invitado a los dos para cenar. La verdad es que llevaba más de dos días sin comer como un gorrino (como un buen español :-p ), y me ha sentado de lujo la pedazo pizza que me he metido. Y yo la he pedido klein (pequeña), pero lo que me han traído parecía un OVNI.

   Mañana por primera vez haré el trayecto curro-casa sin ninguna ayuda de nadie. Me alegro de hacer así el primer trayecto de la casa al curro con la luz de la madrugada: es más fácil que a la vuelta (básicamente tengo que ir cuesta abajo hasta llegar al río, y de ahí todo recto), y me dará ocasión de ver el camino bien para cuando tenga que regresar por la noche. Espero también ir al ayuntamiento a hacer el registro de marras, y a ver si compro lo que me falta.

"¿Alguna vez te han llamado a casa con el claro sonido de las trompetas de plata?"
- El Señor de los Anillos

La casa de Gerlinde

   La casa de Gerlinde es muy especial. La verdad es que duele bastante pensar que no la alquile. Creo que de todas maneras le voy a tirar un tiento, porque realmente es impresionante.

   Al entrar lo primero que tenemos es un recibidor alargado en el que no hay nada en absoluto, pero en el que la luz se enciende por sensor de movimiento. No vayamos a cansarnos pulsando un interruptor. 

   Al cruzar la única puerta, llegamos a un salón enorme. Diría que del tamaño de todo el primer piso en el que viví. Tiene una cocina americana muy hermosa y los muebles de madera. Y no de madera ikea, de la madera que me gusta, de la que parece madera. El suelo es de parqué, y tiene una mesita de cristal, un sofá y un televisor colocados de forma estratégicamente horrible entre ellos: el televisor está bajo, como los de los americanos, y el sofá está enfrente dispuesto de manera que te tapas la imagen con los pies si te tumbas. Y si no, tienes el cuello torcido. Si estuviera de alquiler habría movido ya el televisor un metro a la derecha, que parece lo suyo.

   La zona de comedor está formada por una mesa de madera, una única silla y un banco de madera y cojines de plasticorris que hacen esquina. Es más cómodo de lo que puede parecer (todo lo contrario que los asientos del Burger King, mira).

   Al lado opuesto del comedor hay dos puertas: una lleva a un baño-ducha reformado, grande como algún dormitorio de España, que incluye una lavadora. Me temo que no es secadora, así que cuando lave la ropa, ya veré si compro un tendedero o me las apaño colgando la ropa donde buenamente pueda. La verdad es que a ese baño le sobran metros.

   La otra puerta lleva al dormitorio, formado por una cama de dos colchones de viscolástica, un armario de pared, una mesita y una cómoda. Sobre el tema de la ropa de cama trataré el siguiente capítulo.

   Llama la atención del piso que no hay a la vista ni un solo radiador. Pero eso sí, dentro de la casa hace un calor que te mueres. De hecho estoy en camiseta y los dueños (Gerline y maromo) me han dicho que debo abrir la ventana un rato dos veces al día. No sé si, en caso de no hacerlo, la casa estallará en llamas. Tengo la sensación de que la calefacción está en el suelo (aunque no se nota más caliente que el suelo de cualquier otra casa), y la deben de tener puesta todo el día.

   Me han dado la casa con la cocina completamente equipada, y, como se puede comprobar desde ayer, con conexión a Internet.

   Saliendo de la casa lo primero que tenemos es un mirador con vistas a todo el pueblo. Es una pena que todas las horas de luz las pase trabajando, porque así no podré sacar una foto decente hasta el fin de semana. El sitio es increíble, muy tranquilo y bien montado. Ojalá pudiera quedarme...

Juntos hicimos la casa
a imagen de nuestro amor.
Fuiste, quedó tu fantasma
y la casá se cayó.

- "Lluvia en Soledad", Celtas Cortos

PD: Voy a faltar a mi promesa de hacer fotos de la casa de momento, pero pasa como con lo del mirador: no hay manera de sacar una foto buena hasta que no pueda estar aquí con luz de día.

lunes, 6 de enero de 2014

El viaje

   Voy a saltarme el pain in the ass que ha supuesto abandonar mi casa de Barajas en menos de un mes, y también las difíciles decisiones de qué traer en la maleta y qué dejar para un viaje posterior, porque la verdad... Imagino que todo el mundo se encuentra con problemas parecidos cuando viaja, no es sólo cuando uno se muda. Al final por resumir, he traído 20 kg en una maleta, y 10 kg más en una mochila de montaña, que se me hacían como 20. Todo de ropa y de un ordenador portátil.

   El viaje de Madrid a Sankt Johann im Pongau es más largo de lo que pudiera parecer. Primero hay que coger un avión de Lufthansa que nos lleve a Frankfurt. Dos horas y media, casi tres, aguantando a dos frikis que no se conocen entre ellos pero que roncan de la manera más coordinada posible. Una auténtica fiesta para los sentidos. Además, como estaba en la parte trasera del avión, no pude poner la maleta de 10 kg en el compartimento superior, y la llevaba en las piernas, limitando bastante el movimiento de las mismas. 

   Después de eso hay que esperar en el aeropuerto de Frankfurt (que es bastante grande, tiene mil terminales sin exagerar) cerca de media hora, o un poco más. Y allá se coge un avioncito más pequeño que el anterior, que nos lleva de Frankfurt a Salzburgo. Esta vez es algo más agradable, ya que me acompaña una pareja joven con una chiquita de un año de edad o menos, muuuuuuuy colleja. Sólo ha llorado justo antes del aterrizaje, era muy simpática.

   En el aeropuerto de Salzburgo hay que salir y cruzar el aparcamiento para llegar a la parada de autobuses. Los autobuses de Salzburgo son muy curiosos, porque son como tranvías: van por la carretera, con neumáticos normales, pero la corriente les llega por cables suspendidos a unos tres metros y medio de altura. El conductor al que pedirás amablemente que te avise cuando llegues a la estación de trenes te dirá con bastantes malas formas que no le molestes, que es bastante fácil de ver. Así que le pedirás que te avise a una pasajera que tiene pinta de hablar más inglés que él. La pasajera te dirá que sin problemas, pero estará tan absorta en intercambiar WhatsApps con el novio que al final tendrás que ser tú mismo el que recuerde que la parada que buscas es Haupbanghof (o algo así, nuevamente, escribo de memoria con el alemán que aprendí en una pedanía de Cáceres).

   En la estación de autobuses (jaupbanjóf) de Salzburgo hay que comprar el billete en unas máquinas, lo que es bastante fácil. Se pueden poner en inglés y las instrucciones son claras. Luego hay que encontrar el andén del que sale tu tren. Y eso ya no es tan sencillo. Ninguno de los datos que aparecen en el billete te aclara de qué andén sale. Si vas a un final de línea, lo verás en las pantallas informativas de la estación. Pero si, como era mi caso, vas a una estación intermedia, será horrible buscar el nombre de tu estación en las pantallas cuya información no para de cambiar.

   Lo mejor es acercarse al mostrador de información. Dos veces. Y preguntarle a dos tíos distintos para estar seguro de que no han confundido Sankt Johann im Pongau con Sankt Johann im Tirol. Te sentirás un poco idiota cuando te digan que es la misma línea, jeje.

   Estar seguro de que has subido al tren correcto también es una historia si no conoces el idioma. El dato que te han dado los chicos de información (eso sí, muy correctos, bastante más amables que el del autobús) es a qué hora sale tu tren. Y la información que sale en el andén es a qué hora llega para empezar a recoger viajeros. Pero claro, sin conocer el idioma, tú solo ves un panel que dice 18:50 y tienes un papel que dice 19:08, y piensas que son trenes distintos. Alrededor de las 19:03 te convencerás de que no, que es el mismo. Preguntarás a un pasajero para estar seguro, de todas formas.

   En el billete, eso sí, tienen el detalle de decirte cuál es la estación anterior a St. Johann. Bueno, sé que ese es el dato, porque mi amigo Javier me había dicho lo mismo con anterioridad. Si no, habría pensado que esa parada que viene en el billete (que, lo siento, ya lo he tirado y no recuerdo su nombre, era algo como Banflgongonford) es el fin de línea, y volvemos a lo de no saber si has abordado el tren correcto. Pero ya lo sé para otra vez.

   He bajado sin problemas en la parada de St. Johann, donde mi pareja de caseros me estaba esperando. Me han enseñado el camino al trabajo, aunque mañana me llevarán (bastante temprano además), para que ya lo tenga claro. El camino de vuelta me ha parecido más complicado que el de ida, sinceramente.

   Espero no perderme la primera vez que intente llegar a casa solo...

PD: Tengo pendiente escribir una entrada hablando de la casa, pero voy a esperar a otro día para incluir fotos de la misma.

PPD: En la anterior entrada olvidé mi saludable hábito de finalizar cada artículo con una cita:

"Cabalga hasta donde los hombres hablen italiano, y continúa hasta que hablen otra cosa"
- El Reino de los Cielos

Los antecedentes

   Bueno, para contar mi viaje tengo que empezar contando de dónde surgió todo. Yo trabajaba en un proyecto de administración de tarjetas de teléfonos móviles, en Madrid. Era un desastre de proyecto. Siendo francos, lo era. Entre el cliente final y nosotros, como subcontratas, había algo así como cuatro niveles. El nivel de exigencia (en cuanto a horas y trabajo en días festivos) era muy alto. Y hace ya un año y unos pocos meses que un compañero decidió mandar al cuerno todo y marcharse a vivir a Austria, a un pueblecito del que le había llegado una oferta de trabajo.

   El pueblecito austriaco era Sankt Johann im Pongau, en la región de Salzburgo (unos 60 km al sur de la ciudad del mismo nombre). Durante el año siguiente mi compañero, Javier, volvió a visitarnos a España tres veces, si mal no recuerdo. Todas ellas poniéndonos los dientes largos: que el salario era mucho más alto, que el nivel de vida no tenía comparación con el de Madrid, que había escrito una novela (casi) entera en seis meses (detalle que para mí es bastante relevante, porque yo intento seguir esos mismos pasos), que los horarios eran mucho más estrictos (no se echan horas de más sin que te las devuelvan), que las vacaciones están mucho mejor organizadas, que el trabajo en general está mucho más organizado, que de hecho no te permiten empezar una tarea si no has terminado antes la anterior (que aprendan ciertos empresarios españoles, ya diré si este sistema aumenta el rendimiento o no)... Para colmo de males, ¡el tipo cada vez que venía de Austria estaba más moreno!

   La última vez vino con la noticia de que su empresa estaba buscando más desarrolladores, andaban cortos (sobre todo, por lo que se ve, de administradores de bases de datos), y que ni siquiera les importaba que no hablasen alemán mientras supieran inglés. Creo que de todos los que estuvimos en aquella comida, yo fui el único que realmente le envió el currículum. Porque tenía ganas de salir de Madrid. Porque tenía ganas de hacer algo diferente. Porque tenía ganas de tranquilizarme un poco (en Madrid es imposible ir a ninguna parte si no es corriendo). Porque tenía ganas de aprender profundamente sobre algún otro sitio. Porque tenía ganas de seguir persiguiendo mi sueño de acabar siendo novelista. Y también, seamos francos, porque España está hecha un desastre sobre el que no merece la pena detallar aquí.

   En octubre la empresa, Eurofunk Kappracher (la he escrito de memoria, perdón si no sé deletrearla) me hizo una entrevista telefónica que, francamente, estuve seguro de que me había salido horriblemente mal. Pero tardaron más bien poco tiempo (creo recordar que un solo día) en ponerse en contacto conmigo para decirme que me pagaban un avión y una estancia de un día para que conociera la empresa e hiciera "un día de prueba". Eso fue a mediados de noviembre.

   En el día de prueba me sorprendió que no me preguntaron absolutamente nada. Creí que me pedirían hacer alguna prueba o algo (como me dijeron algunos compañeros que había ocurrido con ellos). Pero nada. Me enseñaron las oficinas, me enseñaron los proyectos que tienen, y me dijeron cómo funcionan los contratos. La noche anterior salí a cenar con algunos compañeros que me había presentado Javier vía e-mail. Fueron muy simpáticos.

   Diez días más tarde tenía en mi correo electrónico el contrato para venir a trabajar. Me han facilitado una casa para el primer mes (que pertenece a otra empleada de la empresa). A continuación hablaré del viaje.

sábado, 4 de enero de 2014