sábado, 1 de marzo de 2014

Ana


   Uno muchas veces no entiende cuáles son las decisiones que toma el destino. Qué es justo, quién debe ser feliz, y quién debe marcharse y dejar un vacío impresionante en el mundo. Sea como sea, los más creyentes dicen que los designios de Dios son inescrutables, y que debemos aceptarlos. Yo en mi calidad de agnóstico tirando a creyente pienso que no nos queda otra.

   Hoy falleció Ana Estefanía Flores, sobrina de Aída, un ángel de dos años de edad que se pasó toda su corta vida luchando contra una terrible enfermedad.

   Yo la vi un día, de hecho. Una vez que estaban los padres de visita en casa de la princesita, y me la pusieron por la cámara. Me pareció que era una de esas criaturas que tienen la habilidad de robarte el corazón con una mirada, con una sonrisa, con una sencilla palabra de su dulce voz. Voz que tendría ocasión de escuchar más veces, vía WhatsApp, gritando como un ángel alegre un "¡Hola Pablo!" que me arrancaba la mayor sonrisota.

   Una pequeña guerrera de la que he perdido cuenta de las veces que los médicos se sorprendieron porque parecía querer recuperarse. Me contaron cierta historia, que no referiré por ser demasiado personal, en la que la niña parecía querer empujar a la muerte lejos de ella, incluso de malas maneras, jeje. De lo que he llegado a saber de ella, tengo claro que nunca se daba por vencida. No quería que nadie le dijera que ya era bastante. Esa decisión era únicamente de ella. Y sé que su familia se siente muy orgullosa por ello.

   Sé que ahora cuida ella de su familia, igual que su familia cuidó de ella. Como les dije, incluso aquí tan lejos como estoy, podremos mirar al cielo y ver que ha nacido una estrella, más que todas las demás. Una luz de plata y esperanza que siempre llenará las mentes y los corazones de aquellos que la quisieron. Creo que cada vez que una brisa se levante desde las olas del mar, será su voz la que estaremos oyendo cantar y su tacto el que sentiremos en la piel. Aunque sea en una pequeña parte.

   Pretendía dedicarle unos versos (sí, volví a escribir versos). Llevaba escritos como cinco cuartetos cuando me he dado cuenta de que no era apropiado. No lo era porque la forma, la búsqueda de palabras, nos desviaría tanto a mí escritor como a ti lector de lo importante: el espíritu indomable, rebelde y alegre de ese pequeño ángel de risa celestial; la alegría de una criatura perfecta que enseñó al mundo a no rendirse por muy oscura que fuera la noche.

   Después de invierno siempre hay primavera.

A ver quién la encuentra.
   Este post es mi homenaje para esta princesa guerrera (¿alguien dijo Xena?), el mejor que soy capaz de darle, lo cual puede que no sea mucho: mis palabras por escrito. Intentar por la escritura que se conozca un poco del alma de esta maravilla de la naturaleza para aquellos que no tuvieron la suerte de cruzársela. Y que ahora ha dejado un enorme hueco vacío en la tierra para llenarlo en el cielo, donde todos la puedan conocer y admirar.

   Hasta siempre, Ana. Y gracias.

« Volveremos a vernos. Pero aún no. Aún no. »
- "Gladiator"

1 comentario:

  1. Gracias cariño, no existen las palabras para explicar el dolor tan inmenso que siento, es algo que me puede bastante y siento que caigo.
    Es un golpe muy fuerte, mas sin embargo se que ella ya esta en un lugar mejor, disfrutando de la gloria de Dios nuestro señor. No lo niego es muy difícil pensar que ya no escuchare su risa y sus gritos, que ya no la voy a ver corriendo por la casa, que ya no escuchare de sus labios decirme ¡te amo nina!, era la luz de mis ojos, la amo con toda el alma, y no puedo quitarme este dolor que me carcome, mas sin embargo tengo confianza en Dios, se que nos mandara resignación. Creo que hicimos un buen trabajo todos los que estuvimos con ella, Dios nos la presto un tiempo, para amarla, cuidarla, y enseñarle mil cosas, ahora él decide llevársela y no me queda mas que agradecerle por permitirme tener una sobrina tan maravillosa, de la cual yo aprendí lo que es fortaleza y ganas de no rendirse.
    Descanse en paz Ana Estefania, siempre sera mi pequeña guerrera!

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