martes, 24 de junio de 2014

El color de la lluvia

   Ayer lunes el día amaneció bien, como siempre últimamente. Pero a lo largo del día se fue empeorando poco a poco.

   Áigor regresó de sus vacaciones por Cuba, diciendo "Hola mi neeeegro". No, eso no, pero sí que regresó con un "Buenosss tíassss" que se veía que había practicado. No le salió mal, saluda con un acento bastante español para haber estado en el Caribe.

   Su regreso ha sido un bien y un mal. Un mal, porque ya se me había olvidado de lo difícil que era sacar una explicación clara y concisa de él (sobre todo concisa). Ya hemos vuelto a tener un par de conversaciones de las de estar diez minutos diciendo lo mismo. Pero, las cosas como son, había muchas cosas en las que sin él estábamos perdidos. Había una tarea que no podíamos terminar porque sólo él sabía por qué se había hecho algo. Había otro par de tareas en las que simplemente teníamos dudas, pero como sólo quedaban un par de días para que regresara, decidimos esperarle. Es que, nos quejaremos, pero en el fondo los seres humanos nos acabamos yendo a lo fácil.

   Durante ese día también nos trajeron una planta nueva a nuestra sala de la oficina. Una maceta grande. Creo que es un árbol de Brasil. Pusieron la maceta encima de una mesa, y la planta ya casi llega al techo. Imagino que no pasarán muchos meses antes de que haya que bajarla al suelo.

   A la tarde, tuvimos la última sesión de clase. Vimos el resultado de nuestro Abschulusttest (lo he escrito de memoria, así que seguro que alguna letra se me ha olvidado). Estoy contento, 54 sobre 60. Para no haberlo preparado está bastante bien. Durante esta última clase además el día terminó de empeorar y empezó a llover copiosamente. Recuerdo que el día por la mañana estaba bastante bien, de manera que allí estábamos todos con ropa de verano, preguntándonos cómo íbamos a salir al chaparrón.

   Una de las últimas cosas que hicimos fue escuchar una canción popera (creo que se llamaba Dieses Weg) y tratando de entender lo que decía. Se me hizo imposible, francamente. Además el estilo de aquel tipo me recordaba peligrosamente a Take That. Otra cosa que hicimos fue, en principio, apuntarnos para volver a reincorporarnos a las clases el 15 de septiembre. Espero no hacer el vago como hago siempre, y seguir practicando hasta que llegue esa fecha. De momento tengo pendiente terminar el maldito Monkey Island.

   Si nos preguntábamos cómo íbamos a salir a la lluvia, la solución fue la esperada: mojándonos. No hubo manera de evitarlo. Tuvimos que pegarnos una carrera hasta la estación de trenes (la primera vez en semanas que la compañera no había traído su coche, si hay que creer en la Ley de Murphy). Allí nos despedimos, pues sospecho que muchos no nos veremos en todo el verano.

   Al llegar a casa, ya sabiendo que España había ganado el partido más importante que jamás se hubiera podido disputar en un mundial (modo sarcasmo OFF), llegó el momento de ver qué hacía México. Y no decepcionaron nada. La verdad es que en este mundial hay que animar a México, no sólo por lo que me toca: están dando la sorpresa agradable del campeonato. Las cosas van a estar difíciles contra Holanda, pero estaremos ahí dándolo todo. De hecho, ese partido lo veré ya, junto con mi Princesita, y su familia, el domingo. A una hora razonable. ¡Sin que haya un retardo de minuto y medio entre lo que ve ella y lo que veo yo! Jajajajaja la verdad es que, si uno se lo toma con filosofía, está bien divertido: en las reacciones de ella sé lo que ha ocurrido, y un rato después lo veo. Es como el flashback en el que Grissom dice "Yo le diré lo que pasó" al final de un episodio de Cé-Ese-I.

   Va siendo hora de ir cerrando temas. Esta mañana he llamado al banco y he confirmado que no necesito activar mis tarjetas de crédito para utilizarlas en el extranjero. También he llamado (y por la tarde he ido) a la tienda de electrónica, y me han dicho que aún no han conseguido el disipador para mi ordenador. Ya les he dicho que si no lo tienen para el jueves, se lo van a tener que quedar hasta mediados de julio, pero me han dicho que no hay problema. También tengo ya repelente de mosquitos (para por las noches) y un par de cosas del comer y del beber que me han pedido que lleve. ¡Es que las cervezas y las salchichas de Austria están muy buenas!

   La lluvia no deja de caer, y de tronar. A la hora de comer me he dado cuenta estúpidamente de que hace tres días que entramos oficialmente en el verano. Como si importara. Aquí parece que el clima siempre es el mismo: imprevisible. Los pobres meteorólogos se deben de volver locos para obtener unas estadísticas en este país. ¿Qué tiempo hace en Austria en verano? Psé, cualquiera. Algunos días el sol abrasa (y vosotros, queridos lectores seguidores sabéis que ya me he quemado en una ocasión), y otros días hay que salir con botas de goma. Y de momento no soy capaz de decir que unos días sean más habituales que otros. A lo que salga.

   He estado pensando que se me empieza a hacer aburrido el aspecto de este blog. Puede que próximamente le cambie la plantilla. Le quiero dar un toque más de crónica. No sé, ya veré cómo lo hago.

   De momento lo importante es centrarse en lo que falta: necesito ir buscando el billete de tren e ir imprimiendo los billetes de avión. Porque mañana estaré diciendo que pasado mañana me voy de viaje. Un viaje largo, más que el de April Ryan, pero con una meta al final que será el principio de todo lo que es bueno en la vida.

Un día bueno
   Porque quien me espera al final del viaje es la persona más fantástica que hay, y sé que toda espera, y todo lo que haga por ella, merecerá la pena. Y la quiero. La quiero mucho. Se acerca el momento...

   Días que faltan para abrazar a mi amada Princesita, mirarla a los ojos, decirle que nunca la abandonaré, soñar juntos el uno en la mirada del otro: 4.

« - ¿Me prometes que regresaré?
    - No. Y si lo haces no serás el mismo. »
- "El Hobbit" (filme).

No hay comentarios:

Publicar un comentario