domingo, 22 de junio de 2014

La ropa, las horas y los nervios

   Otra semana se ha ido. El tiempo vuela, aunque parecía que no iba a llegar nunca el final del mes de junio. Hemos tenido un par de días de tormenta, pero en general se puede decir que el verano ha llegado a Sankt Johann. La mayoría de los días son soleados, el aire es cálido, hay un montón de moscas (y de polillas por la noche) y en general se hace pesado salir a la calle durante el día. Lo que demuestra que esta zona de Europa podría no ser mucho más agradable, climáticamente, que España. Espero equivocarme. Aún está por llegar el mes de agosto.

   El miércoles hicimos el mega examen en el curso de alemán. Creo que me fue bastante bien. Sabremos el resultado mañana. También he pedido los dos libros de texto, nuevos, para volver a trabajarlos desde el principio. He empezado con el primero, y estoy haciendo todos los ejercicios en el ordenador para no usarlo. Así puedo usar los textos todas las veces que considere.

   Otra cosa que ha vuelto durante esta semana es el Oso. Así llamamos la princesa y yo al animal que sea que se acerca a la casa y me abre las bolsas de basura. La que había fuera sólo era de plásticos, pero aún así la ha abierto y ha tirado el paquete de mantequilla. Ya conseguí hablar con mi casera sobre el tema, y me dijo que me pasaría el calendario de recogida de cada tipo de basura. También que se llevarían la mesa y el televisor que tienen aquí que me sobra, pero eso me lo lleva diciendo desde hace meses. Algún día será verdad. Confío.

   El jueves no pude ir a donar la ropa como había pensado, porque efectivamente había una ligera lluvia, y me dio pereza llevarla. Pero lo hice ayer. Y al llegar junto al contenedor y abrir la maleta, un hombre en bicicleta se paró a mi lado y me pidió echar un ojo a mi ropa. Me pidió con gestos, porque si yo hablo más bien poco alemán, él tampoco hizo intento de empezar una verdadera conversación. Se quedó con un par de camisas y unos pantalones que creo que habían sido de mi abuelo. Y mira que se lo dije. Sehr alt. Pero se rió, y se los quedó. Estupendo. Cualquier persona a la que le pueda venir bien...

   Ya queda menos de una semana. Estos días próximos hay que prepararlo todo. Comprar lo que vaya a necesitar allí (entre otras cosas bastante necesarias, un repelente de mosquitos), hacer la facturación del aeropuerto, imprimir los billetes, comprar el billete de tren (por si acaso), volver a estudiar por quinta vez el itinerario que tengo que hacer para llegar al aeropuerto de Munich, preparar las dos maletas... Maletas que irán prácticamente vacías porque la idea es comprar ropa allí, pero aún así, algo hay que llevar para pasar el domingo, jeje.

   Y sobre todo la cargaré de ilusión, de amor y de ganas de estar finalmente con mi Princesa. A la que echo tantísimo de menos. Echo de menos despertar a su lado por las mañanas, ver sus ojos abrirse e iluminar el mundo, ver su sonrisa entregar al mundo un oxígeno tan necesario como hermoso. Hacerla feliz. Quiero, quiero, quiero tantísimo hacerla feliz. Y voy a hacerla feliz. Sé que puedo.

   Ya no queda nada. Seis días. Seis. El doble de tres, apenas. Nada.

« Todos soñamos con ser un caballero y tener
algo por lo que luchar y un amor que defender.
 »
- "Ancha es Castilla", Mägo de Oz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario