jueves, 29 de mayo de 2014

Mudando la piel

   Nunca he querido vivir en España toda mi vida. Está muy bien, sí, pero ya lo conocía. Y el mundo se me hacía demasiado grande para dejar de verlo. Hace cinco años, Londres me llamó la atención. Era más fácil de alcanzar que Nueva York, y seguía siendo una de las ciudades más importantes del mundo. Fui allá durante un mes a buscar trabajo, de donde nació un blog parecido a este (y cuyos escritos no sé si tendré perdidos por algún disco duro). Baste decir que en Londres no encontré trabajo, ni casa, ni tan siquiera un poco de ayuda.

   Pero una cosa que sí saqué de Londres fueron un par de amistades, que sobrevivieron a lo largo del tiempo. Una es originaria de Alemania, y aún me sigo escribiendo con ella todas las semanas. La otra es una chica indonesia con la que también seguí hablando, habitualmente por Hangouts (cuando todavía se llamaba Google Talk) y que, dos años después de la experiencia, me invitó a su boda a Jakarta. La boda al final se canceló, pero yo viajé a Indonesia con un amigo, visitamos todos los rincones que pudimos de la isla de Bali, y visitamos a mi amiga en Jakarta. Algunos meses después, por motivos personales que ahora he conocido, desapareció. Y no era la primera vez.

   Mi amiga volvió a ponerse en contacto conmigo el fin de semana pasado. Al parecer ha vuelto a Europa, viajando con su familia. Ha pasado una noche en Madrid. Me mandó alguna fotografía delante de los Nuevos Ministerios. Es agradable recuperar una vieja amistad... y también se siente un poco raro. Se siente un poco raro que hace una semana hacía años que no sabía de ella, y ahora tengo una fotografía de ella en el Paseo de la Castellana. No digo diferente, digo raro.

En el río...
   El martes amaneció con niebla. La verdad es que, después de haberme quemado la cabeza el domingo, el tiempo ha vuelto a empeorar. Cayó ese martes una lluvia torrencial que me impidió hacer la compra que deseaba. Tengo el frigorífico vacío, y necesito urgentemente crema para la piel. La frente se me está pelando. Parezco una serpiente mudando la piel. Espero que la nueva sea más bonita, no estoy demasiado contento con la última que llevé. También me han vuelto a salir un montón de espinillas en la nariz, como no me salían desde que tenía dieciocho años. Estoy viviendo una nueva juventud. ¿Es esto lo que el amor consigue?

   En la oficina alguien ha tenido la genial idea de hacer un esquema con el diseño de nuestro sistema. Básicamente son una treintena de cajitas con lineas uniéndolas todas con todas. Una especie de broma, sobre lo loco que se ha vuelto. Me dan ganas de llevarlo a mi universidad, a enseñárselo a mis profesores. "Mirad, esto es un diseño de software profesional, buscad patrones".

   La verdad es que el trabajo se ha vuelto difícil en los últimos días, y se anuncia problemático para las próximas semanas, también. Áigor se ha ido de vacaciones, lo que significa que su trabajo nos lo tenemos que repartir entre los que quedamos. Nada que objetar, el hombre tiene derecho, faltaría más. Pero se están acercando fechas de entrega, y el gerente de turno ya se ha empezado a poner nervioso, y a pedir fechas fijas que él pueda dar para tranquilizar a sus propios jefes. Como en cualquier proyecto, vaya. Llega cierto escalón de gente que no es capaz de entender que "tiempo estimado 16 horas" no significa que vaya a estar terminado con seguridad dentro de dos días. Siempre surgen cosas entre medias, siempre tienes que pararte para ponerte a hacer cosas más urgentes. Tengo dos tareas, algo complejas, para las que ya he tenido que dar una fecha dentro de dos miércoles. Y no estoy nada cómodo, no sé si lo voy a tener terminado para entonces. De verdad que no lo sé.

   Además, me gusta ese don natural de los gerentes para hacer preguntas con afirmaciones. O afirmaciones con preguntas, no estoy seguro. Va tal que: "Esto para el lunes lo tienes terminado, ¿no?". Me encanta, no tiene precio. Repito, esto ha sido así en todos los proyectos que he estado. Es parte del negocio.

   Por cierto, que al tener de repente tanto trabajo, he empezado a entrar antes a la oficina, quiero aprovechar todo el tiempo que pueda. El miércoles fui el primero en entrar en nuestra sala. ¡Y olía a humanidad...! Ahora sé por qué cuando suelo llegar siempre tienen las ventanas abiertas. De hecho, comprendo por qué en todos los edificios de Austria se abren las ventanas dos veces al día. Lo que no sé es si estos edificios tienen algún control sobre su climatización, también ayudaría con estas cosas.

Vengo del McDonald's de comerme a tu hermana muajajaja
   Sigo sin saber cuándo terminará el curso de alemán, pero al menos ya tengo una fecha importante en el calendario: el 18 de junio haremos un examen con todo lo aprendido desde que entré en enero. Será una buena oportunidad para repasar.

   También debería empezar a verlo todo desde el principio con mi Princesa. Ella quiere ponerse las pilas con el idioma antes de venir, pero tenemos que encontrar el tiempo para ponernos. La echo tantísimo de menos.

   Sigo queriéndote más cada día que pasa, ángel. Sigo queriendo ver la luz del amanecer sobre tu cara sonriente cuando despiertas a mi lado, y sentir el pulso de tu corazón al tomar tus manos para decirte que te quiero.

   Ya no queda nada: 30 días. ¡Ya sólo un mes!

« Enséñame a escuchar tus labios, a leer el sol. Llévame a donde los sueños fabrican tu voz. Pensando en ti, acuno mi alma pensando en ti. »
- "Pensando en ti", Mägo de Oz.

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