miércoles, 15 de enero de 2014

Die Prinzessin

   Voy a hablar sobre Aida Princesa. Y la verdad es que me siento raro, como si confesara algo. ¿Confesar qué? ¿Que quiero a alguien? ¿Que alguien me quiere? No estoy seguro de por qué no he hablado de ello antes. Quizá sea porque estoy demasiado acostumbrado a ser un bicho raro haga lo que haga. En cualquier caso lo lamento.

   Dicho esto, lo que ocurrió hace ya más de tres meses, va a hacer cuatro, es que conocí por Internet a cierta persona. Y en verdad puedo decir que no he conocido a ser más amable, dulce, generoso espiritualmente con su familia y con sus amigos, y con una alegría y unas ganas de vivir y de ser feliz tan contagiosas. La mala suerte: que vive en Guadalajara. Y esto no habría sido un problema tan grande si hubiera sido la Guadalajara de Castilla La Mancha. Pero no.

   Mi Princesa vive en Guadalajara, Jalisco, México.

   Realmente no hay fechas. Creemos que empezamos a hablar el 5 de octubre, pero después de eso... Lo único claro es que para cuando viajé a Colombia a mediados de Noviembre, ya se había convertido en una persona muy especial, con la que hablaba casi todos los días, y con una capacidad increíble para hacerme feliz. Una Princesa de Luz capaz de alegrar los días más difíciles. No está claro cuánto tiempo antes de eso fue que nos empezamos a querer tanto. Como no está muy claro cuándo empezamos a darnos cuenta, y tampoco cuánto tardamos en reconocérnoslo a nosotros mismos. 

   A día de hoy creo que llevamos aproximadamente 100 días seguidos viéndonos y hablando. La única excepción son los días que me he pasado metido en un avión. Su familia me conoce. Sus amigos me conocen. Sus compañeros de oficina me conocen. Creo que ya soy parte de su vida, y ella parte de la mía

   No sé cuándo perdió ella la vergüenza para gritar lo que siente por mí en casa o para escribirme mensajes en la pizarra de su oficina. No sé cuándo me di cuenta por primera vez de que no podía hacer nada sin pensar en ella.


   Pensé en viajar a México para conocerla. Luego sobrevino el cambio de trabajo, de país y de vida, y decidí retrasar un poco ese viaje para no pedir vacaciones nada más llegar. Estando ya aquí nos hemos dado cuenta de que mi pasaporte caduca a mediados de marzo. Además, mis jefes han preguntado ya cuándo queremos coger las vacaciones de todo el año, aunque sea aproximadamente, para organizar los proyectos. Así que es probable, si la ley lo permite (y sobre la cruzada que llevamos encima podría escribir horas y horas), que vaya allá la segunda semana de marzo, justo antes de que el documento caduque. Podría hacer por renovarlo, y hacer las cosas con más calma. Pero la excesiva lejanía de Salzburgo, ya no digamos de Viena (donde están el consulado y la embajada respectivamente) y la necesidad de pedir días para hacer los trámites lo hacen incluso más complicado.

   Ya veremos donde termina todo. Hoy por hoy, soy feliz. Muy feliz.

   Una persona maravillosa me quiere, y soy extremadamente feliz.

"Ayer pensaba que no podría hacer lo que hice hoy. Siento que algo importante me ha ocurrido. ¿Es posible?"

- El Atlas de las Nubes (tráiler del film)


PD: Te quiero.

PPD: Me he quedado muy corto en alabanzas. Tampoco quería que el texto se extendiera hasta el infinito.

2 comentarios:

  1. ¡¡¡Cielos!!! Debo admitir que tengo tremenda sonrisota dibujada en mi rostro. Y cómo no tenerla? Sí al comenzar a leer lo que escribiste, comencé a recordar cada momento que he pasado contigo, y puedo decir que han sido unos días llenos de sonrisas y cosas maravillosas.
    Eres un hombre estupendo, con un alma encantadora. Estas en lo correcto, eres parte de mi vida, ocupas un lugar muy importante en mi corazón. En todo momento estas en mis pensamientos, y doy gracias a Dios por permitirme conocerte.
    Deseo lo mejor para ti y para todos tus seres queridos, que Dios los bendiga siempre.
    Te queyo mucho, mi lindo caballero.
    ¡Soy hiper, ultra, mega feliz!

    ResponderEliminar
  2. Felicidades chicos!!! me alegro mucho por vosotros.

    ResponderEliminar