domingo, 19 de enero de 2014

Fin de semana de trabajo con gusto

   Este fin de semana ha sido algo más tranquilo que el pasado. También salimos ayer de cervezas, pero sólo tomamos dos cada uno, y no llegué a casa demasiado perjudicado. Eso sí, lo justo y necesario para que me dieran un sueño terrible. Aida, que de beber sabe más que yo, dijo que me hacía falta otra más para ya ponerme contento, en vez de adormilado.

   Eso sí, he tenido tiempo de dar el primero de los cinco temas del curso de alemán básico on line que me regalaron. He aprendido a conjugar en tiempo presente los verbos heissen (llamarse), sein (ser ó estar) y haben (haber). Por algún motivo, en el examen final del tema sólo se preguntaba por el sein. Pero me he aprendido bastante bien los tres.

   Hoy hacía un tiempo estupendo y me he dado un paseo hasta la catedral de la ciudad. Es bastante grande y gótica, impresiona de cerca. No hay fotografías porque los edificios adyacentes están demasiado cerca, y es prácticamente imposible sacarle un plano general. A la salida había un letrero en el que contaban la historia de la catedral, y su reconstrucción tras un terrible incendio de mediados del siglo XIX que debió de acabar con medio pueblo. Bien interesante.

   Durante el camino de regreso he descubierto otra cosa que va a ser importante en futuras escapadas nocturnas: la estación de trenes que tengo que cruzar a medio camino de casa, ¡tiene servicios públicos! Eso está muy bien, porque ya me ha pasado varias veces subir la colina esta con ganas de hacer pis, y no es agradable. ¿Estoy dando demasiada información?

   El paseo me ha servido para, por fin, darle un final a aquel relato que empecé a escribir en Colombia, una noche que el Internet del hotel no funcionaba. Sólo he tardado dos meses en que se me ocurra un final con el que estoy más o menos satisfecho. Ahora estoy dándole un poco de forma (para que las ideas que se me ocurrían de pronto parezcan más elaboradas), y, sobre todo, me falta un título. Pero creo que le enviaré el relato a mis ex-compañeras de Colombia para que ellas pongan el título, se lo prometí, en su día.

   La cita con la que cierro hoy no es de ninguna película ni canción. Es una cosa que ha dicho Aidita Princesa que me ha hecho mucha gracia jeje.

- Lo que no sabes es que vengo de Titán, una de las lunas de Júpiter, y tengo 178 años.
- ¡Qué genial, me gustan los hombres mayores que yo!

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