lunes, 27 de enero de 2014

La vuelta al cole

   La nieve se está empezando a acumular. Eso es algo que se nota particularmente a primera hora de la mañana, cuando todavía ningún vecino se ha molestado en limpiar la entrada. Si veo a alguno hacerlo ofreceré mi ayuda, claro, pero para el que no tiene coche, por suerte, no es algo imprescindible. Me gusta pisar la nieve. Mucho más de lo que me gusta pisar el hielo.

   Cuatro resbalones he contado esta mañana en el camino al trabajo. Sólo me he caído con el primero de ellos. Se ve que después le he cogido el tranquillo y he sabido guardar mejor el equilibrio. Además, cuando me he caído, ha sido como a cámara lenta; he tenido la sensación de que tenía tiempo de sobra para colocar las posaderas en posición de airbag activado. La verdad es que en aceras y pasos peatonales yo no quitaría la nieve. La nieve no resbala. Si la quitas sólo dejas la capa de hielo de debajo, y la calle se queda mucho más peligrosa, no tiene sentido.

   Nada más llegar a la oficina, ha sido un caos cerrar el paraguas mientras sujetaba la carpeta (algo que me ocurre bastante a menudo, por otra parte). De hecho, el paraguas ha caido de cabeza al suelo, y se ha quedado con el cabezal roto.

   La jornada de trabajo ha sido bastante aburrida. Tenía una tarea pendiente de la semana pasada, y después he vuelto al maldito diagrama que Áigor quiere que hagamos para que un recién llegado a la empresa pueda cogerlo, y hacer CUALQUIER tarea. ¿Se imagina alguien el tamaño y la complejidad del diagrama que estamos haciendo? Tiene más flechitas que un mapa de batalla, y más cuadros que el Museo del Prado. Francamente, yo encuentro que los apuntes bien escritos y estructurados son mucho más fáciles de leer. ¿Dónde se ha visto un diagrama de flujo que traiga toda la información detallada acerca de algo? Después de comer ya había terminado. Áigor se ha ido a una reunión semanal que tiene con otros jefecillos para decidir qué va a ser prioritario durante la semana. Y no ha dejado ninguna tarea pendiente. Según Javi, es lo normal: como no organicen las cosas de otra manera, los lunes, para el equipo de base de datos, siempre es un día perdido.

   Después de la jornada, al salir, he visto que el paraguas estaba definitivamente como suelto. Y al intentar colocarlo un poco lo que he conseguido es cargármelo del todo. En fin, qué le vamos a hacer. Durante un rato he llevado la cabeza del paraguas suelta y abierta como si fuera un escudo. Parecía la versión estúpidamente oscura del Capitán América.

   Hemos ido a Bischofshofen, a la primera clase del curso de alemán presencial. Estos cursos se dan en un colegio. Tal cual. No una academia, ni nada así. Un colegio de niños con sus pupitres y sus pizarras y todo. Eso sí, han avanzado mucho. Yo no recuerdo que en mis tiempos las aulas tuvieran instaladas proyectores en el techo.

   La profesora es bastante buena. Además debe de hablar como media docena de idiomas. El castellano no lo conocía, pero tenía cerca una compañera italiana a la que hablaba en su lengua, y nos entendíamos bastante bien los dos. Cuando se dirigía a mí lo hacía en inglés, que veía que lo dominaba mejor (la verdad es que soy un español al que el italiano se le da bastante mal). Pero también hablaba a otros compañeros en bosnio, y, por supuesto, en alemán. Una pasada.

   Ha sido extraño cuando hemos llegado, diez minutos tarde porque no sabíamos en qué aula era la clase (o en qué edificio, realmente), y cuando nos sentamos dice "ya hemos terminado con el tema uno". Yo me miro el reloj, me rasco la cabeza... O esta gente avanza muy deprisa, o yo diría que el curso realmente no ha empezado hoy.

   Como la italiana y yo (junto con una chica turca acompañada de su novio) acabábamos de llegar y no teníamos libro, hemos compartido el libro de un bosnio. Otra pista de que el curso podría no haber empezado hoy es que el hombre tenía ejercicios ya resueltos. Y francamente, me parece un poco mayor para haber heredado el libro del cole de su hermano. Además, el pobre no se enteraba ni de dónde estaba, y todos los ejercicios que llevaba estaban mal resueltos. Así que ha sido algo complicado hacer ningún ejercicio junto con él. Ha sido divertido cuando hemos tenido que jugar a un juego que, yo estoy convencido, consistía en conjugar verbos. Pero resulta que en alemán, un verbo en infinitivo tiene la misma terminación que en primera o tercera persona del plural ("abrir" se dice igual que "abrimos" o "abren", para entendernos). Y estos dos pensaban que tenían que ligar la persona ("wir", o sea, "nosotros") con el verbo escrito. No he conseguido hacerles entender que no, que ponía "haißen" no por ir con "wir", sino por ser el infinitivo. ¡Sorpresa, todos los verbos del ejercicio tenían la misma terminación!

   En fin, supongo que el tema lingüístico se nos está haciendo un poco cuesta arriba a todos. Habrá que echar una mano al hombre. Cuando coja soltura igual me tiene que ayudar él a mí.

   Días sin morderme las uñas: 2.

- Eres una cadete, vas a la academia, ¿qué estudias?
- Xenolingüística. Ni siquiera sabes lo que eso es.
- Estudio de los idiomas extraterrestre, fonología, morfología, sintaxis... significa que tienes un talento para la lengua.
 
"Star Trek" (2009)
 


1 comentario:

  1. Enhorabuena. Solo has cubierto tu segunda semana y ya tienes casa, cuenta en el banco, curso de alemán, estás siendo productivo en el trabajo, has roto el paraguas y hasta te estás quitando de las uñas... Felicidades.

    - Tuuuu, tuuu,,, vales mucho.

    "De la peli esa del abogado y el mafioso"

    PD: Nuestro agradecimiento a todas esas personas que te están ayudando en estas primeras semanas, sobre todo, con su amistad, que es lo que más se aprecia. La mama y yo esperamos conocerles, pronto, personalmente.

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