martes, 7 de enero de 2014

La casa de Gerlinde

   La casa de Gerlinde es muy especial. La verdad es que duele bastante pensar que no la alquile. Creo que de todas maneras le voy a tirar un tiento, porque realmente es impresionante.

   Al entrar lo primero que tenemos es un recibidor alargado en el que no hay nada en absoluto, pero en el que la luz se enciende por sensor de movimiento. No vayamos a cansarnos pulsando un interruptor. 

   Al cruzar la única puerta, llegamos a un salón enorme. Diría que del tamaño de todo el primer piso en el que viví. Tiene una cocina americana muy hermosa y los muebles de madera. Y no de madera ikea, de la madera que me gusta, de la que parece madera. El suelo es de parqué, y tiene una mesita de cristal, un sofá y un televisor colocados de forma estratégicamente horrible entre ellos: el televisor está bajo, como los de los americanos, y el sofá está enfrente dispuesto de manera que te tapas la imagen con los pies si te tumbas. Y si no, tienes el cuello torcido. Si estuviera de alquiler habría movido ya el televisor un metro a la derecha, que parece lo suyo.

   La zona de comedor está formada por una mesa de madera, una única silla y un banco de madera y cojines de plasticorris que hacen esquina. Es más cómodo de lo que puede parecer (todo lo contrario que los asientos del Burger King, mira).

   Al lado opuesto del comedor hay dos puertas: una lleva a un baño-ducha reformado, grande como algún dormitorio de España, que incluye una lavadora. Me temo que no es secadora, así que cuando lave la ropa, ya veré si compro un tendedero o me las apaño colgando la ropa donde buenamente pueda. La verdad es que a ese baño le sobran metros.

   La otra puerta lleva al dormitorio, formado por una cama de dos colchones de viscolástica, un armario de pared, una mesita y una cómoda. Sobre el tema de la ropa de cama trataré el siguiente capítulo.

   Llama la atención del piso que no hay a la vista ni un solo radiador. Pero eso sí, dentro de la casa hace un calor que te mueres. De hecho estoy en camiseta y los dueños (Gerline y maromo) me han dicho que debo abrir la ventana un rato dos veces al día. No sé si, en caso de no hacerlo, la casa estallará en llamas. Tengo la sensación de que la calefacción está en el suelo (aunque no se nota más caliente que el suelo de cualquier otra casa), y la deben de tener puesta todo el día.

   Me han dado la casa con la cocina completamente equipada, y, como se puede comprobar desde ayer, con conexión a Internet.

   Saliendo de la casa lo primero que tenemos es un mirador con vistas a todo el pueblo. Es una pena que todas las horas de luz las pase trabajando, porque así no podré sacar una foto decente hasta el fin de semana. El sitio es increíble, muy tranquilo y bien montado. Ojalá pudiera quedarme...

Juntos hicimos la casa
a imagen de nuestro amor.
Fuiste, quedó tu fantasma
y la casá se cayó.

- "Lluvia en Soledad", Celtas Cortos

PD: Voy a faltar a mi promesa de hacer fotos de la casa de momento, pero pasa como con lo del mirador: no hay manera de sacar una foto buena hasta que no pueda estar aquí con luz de día.

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