martes, 18 de febrero de 2014

Experto en cocina marítima

   Este proyecto cada vez se pone más interesante. Lo que más se oye esta semana es Datos distribuidos. Datos distribuidos por aquí, datos distribuidos por allá. La palabra alemana es Datenverteiler. Resulta que el proceso de distribución de datos (que es una manera megaguay de llamar a la "sincronización entre distintas bases de datos") es Áigor, el jefe Áigor, el genio Áigor, que esta semana está de vacaciones. Pobre hombre, claro que tiene derecho a tomarse vacaciones. Pero no dejo de pensar que cierta persona lleva tres meses preguntándole por este tema y, si le hubiera explicado algo, ahora no estaría el proyecto cojeando por su ausencia.

   Por dos días consecutivos ha venido mi jefe a decir que en ausencia de Áigor, el experto en distribución de datos soy yo. ¿Lo podéis creer? ¡Soy experto y no llevo ni mes y medio aquí! Esto demuestra la capacidad que tienen los jefes de proyectos software... de agarrarse a un clavo ardiendo. Yo he tirado de mi chulería castiza y he dicho que puedo hacerlo. Total, este hombre lo pintaba de manera que si no podía hacerlo yo, no podía hacerlo nadie. Seamos valientes. Cosas más raras se han visto.

   De hecho, a mitad de día he encontrado el origen del error que me envió ayer, que estaba bastante escondido. Lo que todavía no tengo tan clara es la solución. Es posible que para eso, como tantas otras personas, necesite que regrese Áigor.

   La dependencia de este hombre, a lo tonto modorro, es impresionante. He preguntado a otro compañero tres o cuatro cosas, y para todas me ha dicho que vamos a tener que esperar a que vuelva Áigor. Es un hacha. Un coloso. Un dios. Un ser superior al que todos miramos. Como ahora regrese y él tampoco sepa cómo solucionar los errores nos vamos a pegar un buen castañazo.

   El programa que lleva cayéndose desde la semana pasada... sigue cayéndose. Y sigue haciéndolo únicamente en el entorno del cliente. Por lo que ha dicho uno de los jefecillos de mi departamento, mañana nos la vamos a quitar de encima. Si no tienen Windows bien instalado (le faltan librerías) poco podemos hacer.

   Después del trabajo (que sí, hay vida después del trabajo), hemos ido por la noche a tomarnos algo y ver el partido de la Champions League en un bar. Venía un compañero griego de visita, al que yo sólo conocía de cuando hice el día de prueba. Ahora vive en Viena. La verdad es que se le ve bien, pero más optimista que a gusto con su situación allí. Tiene muy asimiliado que así tiene que ser cuando empiezas. Y Sankt Johann se le quedaba pequeño. Es comprensible también.

   Así que el partido fue aburridísimo, y para colmo de males ganó el Barça (¿en serio alguien ha visto ese penalti, en serio?). Pero reencontrarnos con el griego ha estado bien. Por algún motivo los demás lo consideran un George Clooney, y va aconsejando a los solteros sobre las mujeres. A él parece que le va bien.

   ¿He dicho George Clooney? No... no es que a mí me guste George Clooney... :-)

   Días sin chuparme el dedo: 6. He descubierto que, aunque los "expertos" digan lo contrario, no son los dientes lo que tengo que tener ocupados, sino las manos: me paso el día jugando con un llavero y aguanto mejor.

   Días para que el sol más brillante del verano occidental ilumine la gris Österreich: 18 (como la edad de Cristo cuando tenía 18).

« Creo que esta tarea te ha sido asignada, Frodo. Y si tú no encuentras un camino, nadie lo hará. »
- "El Señor de los Anillos", J. R. R. Tolkien.

   PD: Cierto, llevo dos días sin hacer fotos. El sitio empieza a ser el mismo diariamente. A ver si empieza a ponerse verde ya prontito...

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