sábado, 8 de febrero de 2014

El Cementerio de Animales

   Cualquier día me van a venir pidiendo derechos de autor por los títulos que le pongo a las entradas. De hecho, el jueves me desperté, me estiré y se me subió un gemelo. Horrible el dolor que sentí, que me duró el día entero. Y si hubiera podido escribir esa misma noche habría titulado la entrada Los gemelos golpean dos veces. Sí, tengo esa chispa. El humor de los informáticos.

   Hablando de informática, si el otro día dije que el sistema que me habían pedido hacer ya funcionaba, se han empeñado en que deje de funcionar. Voy a intentar hablar en términos sencillos: mi programa, para funcionar, necesita el fichero ejecutable (*.exe), y una serie de ficheros *.dll que ya estaban hechos antes. Áigor me dijo que probase que podíamos enviar sólo el fichero ejecutable, y que el departamento de pruebas utilizara los dll de que ya disponían de otras entregas. Cuando lo fuimos a probar, el programa falló irremisiblemente. Áigor, como cada jueves y viernes, estaba trabajando desde Salzburgo. Y viene su jefe, o jefe de nuestro equipo, o lo que sea, el Sr. H., y me dice que enviar únicamente el ejecutable no se puede hacer, que eso es una locura: que tengo que entregar la solución entera, el programa y sus librerías (librerías y ficheros dll son lo mismo).

   Tal y como lo dijo, me hizo pensar en alguna especie de pelea interna que tienen entre ellos. Yo le dije que vale, y no quise señalar con dedo acusatorio a Áigor. Luego Patxi ya me aclaró que el Sr. H. es el jefe de Áigor, así que, ante la duda, donde hay patrón no manda marinero (ojalá pudiera escribir esto cantando). El programa se ha quedado en el departamento de pruebas, que están muy ocupadísimos, y yo me he puesto a investigar una incidencia que, bueno... con decir que llevo más de un día sólo intentando arrancar el programa en cuestión...

   No es culpa mía, o no totalmente. Javier lleva tres meses intentando que alguien le explique cómo se ejecuta ese programa (sí, el que tiene una incidencia). Y siempre le contestan con evasivas. Áigor estuvo gracioso ayer por el teléfono cuando, sin venir a cuento, me dice que cuando haya conseguido arrancarlo, se lo explique a Javi. ¡Que lleva pidiéndole la explicación a él desde antes que yo dejara mi anterior proyecto!

   Ayer por la tarde ya recogimos los bártulos de Gerlinde-Hall, y me vine a la pensión, a la granja esta perdida de la mano de Dios. Parece un poco una mezcla entre el Poney Pisador y el Circo de los Horrores. Quiero decir, que yo soy carnívoro, y no me llevo las manos a la cabeza por ver, por ejemplo, una cabeza de ciervo disecada. Pero en esta casa hay tal cantidad de animales disecados y expuestos por los pasillos que al principio me dio verdadero mal fario. Y creo que todos me siguen con la mirada, como la Mona Lisa. La mujer del cuadro, no la mona.

   Dormir he dormido bien, eso sí. Y bastantes horas, porque tenía que recuperar un accidente que tuvimos ayer... La princesa y yo teníamos cosas importantes / interesantes que tratar, y estuvimos hasta las tres de la mañana. Al día siguiente en el trabajo estuve bien, no noté en absoluto la falta de sueño. Pero a las nueve de la noche estaba ya derrotado, y tuve que dormir desde entonces. Por cierto que hemos hecho la reserva de un hotel en Viena a 20 minutos andando del centro, y que faltan, si calculo bien, 28 días.

   Hoy me siento estupendamente. He desayunado, ahora me pondré a estudiar un poquito de alemán, y luego intentaré coger (tomar para los americanos, por favor) un autobús para ver cómo van al centro de St. Johann. El hostal se llama Höringhof, y la dueña se llama María Schnell, y a pesar de llevar un par de niños gritones y graciosos a cuestas, es una mujer bastante joven. No creo que le importe que le haga algo de publicidad. Porque a pesar de los montones de animales disecados y de los cientos de trofeos que adornan la casa (pero seguro que ninguno de Eisstock), la señora bastante agradable y trata de que no te falte de nada. Por cierto, me falta papel higiénico. XD

   La Sra. Schnell ayer me dijo que los autobuses salían cada hora y cuarenta, así que yo le pedí los desayunos a las siete de la mañana. Pero creo que se columpió, y pensó que lo quería coger en dirección a Bischofshofen. Los horarios que he visto yo dicen más bien que los autobuses salen a las horas y cuarto, así que mañana se lo tendré que aclarar para que me sirva el desayuno media hora antes. No me preocupa llegar tarde al trabajo. El horario es flexible hasta las 9:45, que tenemos una reunión de seguimiento diaria. El problema es que los autobuses de vuelta se acaban a las seis en punto de la tarde, así que no me puedo entretener demasiado.

   Ah, en el Cementerio de Animales este que llaman hostal no hay red wifi. Javier me prestó un USB con Internet Móvil prepago (¡mil gracias!). Creo que es con lo que él sobrevivió hasta que pudo hacer un contrato. La verdad es que me da mucha pereza pensar que tengo que hacer aún otra mudanza más. Quiero que esta semana se pase rápido para quedarme ya establecido y quieto en un sitio. 

   Hablando de mudanzas, (voy recordando las cosas de forma bastante desordenada, tengo que escribir más a menudo), parece que mis padres no podrán venir hasta la primavera, seguramente. Desconocíamos que por ley era obligatorio llevar ruedas de invierno hasta el mes de abril por estos países supuestamente fríos. Pero vamos, con el clima de este año, ya podrían hacer la vista gorda.

   Días sin morderme las uñas: 1. El jueves volví a caer. Después de haber sobrevivido el martes a un cine de tres horas, eso sí, gracias a los guantes (el holandés a mi lado tenía que estar flipando de verme ver una película con guantes, pero no dijo nada). Nadie me dijo que también necesitaba ponérmelos para esperar a que el Visual Studio compile.

"En seguida me expulsaron de mi puesto. Tenía una desafortunada tendencia a decir la verdad en un país donde nadie dice lo que piensa. Así que ahora traduzco con mucha precisión las mentiras de los demás."
- El Último Samurai

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