viernes, 21 de febrero de 2014

Las gallinas y los cerdos

   La cosa se pone tensa en la oficina. Si he entendido bien lo que ha pasado, ayer nuestro jefe se reunió con unos compañeros para preguntarle por qué en las reuniones de pie parece que se toma las cosas demasiado a pecho. El compañero le ha contestado que él (nuestro jefe), como gestor que es, no debería implicarse tanto como lo hace en los procedimientos de desarrollo. De hecho, en la teoría, el nuestro es un equipo auto-gestionado (de eso me he enterado hoy), y es el Sr. H. el que tiene que controlar que sigamos los procedimientos y demás. Lo hemos hablado un poco entre nosotros. El compañero que tuvo la reunión ha comparado el papel que debería desempeñar nuestro jefe en las reuniones con una extraña historia de cerdos y gallinas, y quién produce activamente comida y quién únicamente hace una aportación... Un cuento para dormir, vaya. Finalmente, quien sustituye al Sr. H. mientras está de vacaciones ha pedido al jefe que no siga participando (al menos no tan activamente) en las reuniones de pie.

Resumen de la historia de los cerdos y las gallinas.
   No parece que el jefe se haya tomado mal la crítica en absoluto. La verdad es que es un procedimiento raro, este: que entre los compañeros hablemos y decidamos que es mejor indicarle al jefe, con educación, que no se salga de su trabajo... No puedo imaginarme que tal cosa ocurriera allá de donde vengo.

   Mientras tanto, Áigor finalmente ha vuelto de vacaciones. Aunque no le he visto, porque todos los jueves y viernes trabaja desde Salzburgo, pero he hablado con él por teléfono un par de veces. No he tenido ocasión de comprobar todos los berenjenales que le tenían preparado.

   De uno de los dos errores que me venían persiguiendo desde la semana pasada, justamente ayer encontré el origen de uno de ellos (ya conozco las clases de objetos geométricos en Oracle, qué... bien...), ya lo solucionamos, y de momento no se han quejado de la solución que he entregado. El otro, el del programa que únicamente falla en el ordenador del cliente, sigue dando guerra. Me he pasado casi todo el día de hoy intentando conectar yo directamente con el ordenador del cliente para ver qué pinche de sistema tenían instalado. He hecho bien: la instalación de Oracle en ese ordenador es un auténtico desastre, y el chico de pruebas me ha prometido testear mi programa en otro servidor diferente. Supongo que me habrá escrito ya (él trabajaba de tarde) y el lunes veré el resultado.

   Lo de pinche no lo he escrito a propósito ni he hecho un esfuerzo para ello. Es casi lo que me ha salido más natural. Se va afianzando el proceso mediante el cual la princesa y yo nos estamos pegando palabras el uno al otro: si ella dice currar yo digo mensada; si ella dice joder yo digo no mames; si ella dice tío yo digo güei... Y la verdad es que debería preguntarle por lo de valedor... jejeje. Vistas así las cosas, está visto que estoy aprendiendo dos idiomas al mismo tiempo. Y la verdad es que los mexicanos tienen más derecho a reclamar un idioma propio que los catalanes, casi.

   No podemos dejar de ser conscientes de que, el viernes que viene no, el siguiente, estará en un avión camino de Austria. Me pregunto si con más nervios o con más ilusión. Igualmente yo no sé si dormiré demasiado pensando en que al día siguiente iré a recogerla al aeropuerto de Viena. Y pasaremos una semana maravillosa.

   Espero que el tiempo termine el proceso de mejora. Ayer estuvo lloviendo casi todo el día y se llevó la poca nieve que quedaba. Y la temperatura a mediodía es incluso agradable. Si sólo se mantuviese igual durante todo el día...

   Días sin quitarme cachos de uña con los dientes: 9. Hago la aclaración porque en realidad sí que, inconscientemente, he usado los dientes para desclavar principios de uñeros, pero he podido contenerme para que llegue a nada más. Ahora mismo es un poco doloroso, pero trato de concentrarme de que sólo lo será hasta que las uñas hayan salido del todo. Necesito aguantar.

   Días para tener una princesita con un corazón de oro y una sonrisa de plata entre mis brazos: 15. ¡15!

« Imagínate, venir al Himalaya y tener que ponerte a escalar... »

- "Límite Vertical"

1 comentario:

  1. Ja ja ja ja
    Me dejas sin palabras, no puedo parar de reír. Amor, créeme que no siempre se habla así, sólo es entre gente de mucha confianza, no es que puedas llegar a la oficina y decirle al jefe ¡que onda wey!. Me parece super padre que estamos aprendiendo palabras el uno del otro. Es muy gracioso que en la oficina mis compañeros se rían de mi, por que cada día utilizo mas palabras que aprendí de ti, y me salen de una forma taaaan natural, que no me doy cuenta :)
    Ya falta menos para verte y estoy mega contenta e ilusionada.

    PD: Valedor es una forma de decir a un buen amigo, mas sin embargo se usa en la zona centro del país (DF), en el resto de la república no se dice, claro es muy divertido decirla pero por imitar a nuestros queridos capitalinos.

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